Prólogo

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El día era tormentoso. Era la primera indicación del destino que tenía Jeon Jungkook para avisarle de que el día había comenzado mal. En La casa de los Jeon no dejaban de sonar los teléfonos. Todos los presentes en la casa, andaban de acá para allá. Unos limpiando la casa. Otros preparando el desayuno. La familia se encontraba ya tomando el café, esperando por el desayuno. Las voces del más joven de la familia inundaban toda la mansión.


-¡No! ¡No puedes estar hablando en serio! -Se quejaba Jungkook mientras se vestía para ir a trabajar- ¿La cita con los Müller? ¿Esa es la que se ha perdido?

-Si, lo siento señor. La chica ya se ha disculpado. Está intentando por todos los medios que...

-Que no intente nada más. Dile que recoja sus cosas. Está despedida. -colgó-


Este era Jeon Jungkook. El director de la famosa empresa de publicidad "Jeon's Publicity", la más famosa de todo Busan. El era muy bueno en su trabajo. Era, sin duda, el mejor para ese puesto. Sabía como había que negociar con los altos cargos para sacar el máximo beneficio. Y hoy, se estaba yendo al trabajo sin desayunar, pues por culpa de su secretaria, había perdido la cita más importante de su carrera. Aunque irse sin ni siquiera despedirse de su familia no era algo nuevo en él, pues a la única que quería allí, era a su amada madre.

Los Müller. Era una de las familias más adineradas que residían en Busan. Hacía meses que habían acordado la cita para llevar a cabo la campaña de publicidad para el patriarca de la familia, ya que se presentaba a congresista. Pero por culpa de la incompetente de su secretaria habían perdido cientos de millones.

Llegó a la empresa hecho una furia. Todos los empleados que allí habían, no querían ni conectar sus ojos con él. Pues él, más un humor de perros, era igual a despido. Todos le temían cuando eso pasaba. Sin embargo, todos le respetaban como jefe, pues sabían que nadie podría hacer todo el trabajo que él hace y de la manera en que lo hace.

A sus 22 años, recibió el codiciado puesto por méritos propios. Si bien, la empresa era de su padre, no la había pisado hasta entonces. El anterior director casi lleva la empresa a la quiebra. Pero Jungkook la llevó de nuevo a flote, convirtiéndola en la mejor empresa de publicidad de casi todo el continente asiático. Y ahora a sus 25 años, se enfrenta a la mayor pérdida de toda su carrera. 100 millones invertidos en esta campaña, perdidos por una incompetente.


-Espero que esa imbécil no esté por aquí pululando todavía -le dijo a Kim Taehyung-

-No, amigo. En cuanto he llegado, le he dicho que se fuese a tomar viento

-¿No se puede hacer nada? -Preguntó el pelinegro resignado-

-Nada... Sabes lo estrictos que son los Müller con el horario... Si la chica no hubiese apuntado mal el día...

-No me lo recuerdes... Entonces... Si no podemos hacer nada... Necesito una nueva secretaria...

-Claro, ya he hablado con recursos humanos para poner el anuncio. Seguramente mañana estés haciendo entrevistas. Hablamos de tu empresa, todos se van a dar de hostias por conseguir este puesto.

-Bien...


Kim Taehyung es el director ejecutivo de cuentas de esta empresa. Su función principal es la de servir como intermediario entre el cliente y la agencia. Cosa que con sus dotes lo hacía bastante bien. Él es también muy bueno en lo que hacía. Sus clientes siempre dicen que busca la mejor estrategia, la más efectiva para salir todos ganando. No por nada era el director ejecutivo. Además de que es el mejor amigo de Jungkook, prácticamente desde que llegó a la empresa hace dos años.

Hace tres años, Jungkook pudo aplicar para el puesto de la empresa de su difunto padre. Su padre les dejó cuando solo era un bebé. Solo lo ha conocido por fotografías. Por eso, no pudo ni acercarse a la empresa hasta esa edad. Además, que el antiguo director, un tipo avaricioso y muy molesto, no quería dejarle el puesto. Pero viendo que iba a perder miles de millones, le cedió el puesto, con la esperanza de que el joven pelinegro la cagase estrepitosamente y él no se llevara nada de culpa. Lo que el viejo no se esperaba, es que ese joven era más bueno de lo que se creía. Al final, el viejo perdió su puesto en la empresa y todo el dinero invertido en ella.

Jungkook cuando estaba con su madre, era un amor de chico. Era amable, cariñoso, risueño. En definitiva, era el marido perfecto que todo padre querría para su hija. Pero dentro de la empresa era un jodido hijo de puta. Hacía todo lo que estuviese en su mano para obtener los beneficios para su empresa. Tenía a todos sus empleados rectos. Ninguno le daba problemas, pues al mínimo problema que había, era despedido. Todos le temían. Es muy estricto. Quiere el trabajo de mañana, para ayer. Quiere el trabajo sin fallas, no quiere revisar ningún informe. Por eso contrata siempre a lo mejor de lo mejor. Pero hoy, el jefe estaba sentado en su escritorio sobándose la sien para ver si se le calma el dolor de cabeza que tiene a causa de tanto dinero perdido...


Este primer capítulo es corto. Para ver si os gusta y tal. Parece que me ha venido bien dejar de escribir un tiempo. Tengo algunos capítulos escritos, para por si gusta. 


Un saludo.


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Asistente personal •KOOKMIN•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora