Capítulo XIII

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Sus pasos sonaban por los pasillos del hospital a medida que avanzaba hacía una habitación en concreto, su pulso era errático, su corazón latía tan desbocado en ésos momentos.

— Señor Park —miró a JongDae en busca de respuestas que quizá nadie podría darle ahora.

— ¿Chenle? ¿Dónde está Chenle? —ni siquiera reconocía su voz, estaba tan ronca de haber gritado órdenes mientras su vuelo despegaba de vuelta a Corea.

— Nos atacaron, el señor Min aún está inconsciente, salió de cirugía hace una hora, no ha despertado —su mirada viajó hacía el cristal por el cuál lo vio.

Su brazo izquierdo estaba vendado, respiraba con dificultad o al menos eso se podía notar, tenía moretones en el costado derecho del rostro y eso era lo único que podía ver.

Cuándo despertará...

— No han llamado, los equipos qué ordenó están revisando cámaras de seguridad y patrullando, la policía está trabajando en conjunto con nosotros —la voz de su jefe de seguridad se oía tan lejana.

Y entonces su corazón se detuvo cuando las máquinas conectadas a YoonGi comenzaron a pitar.

...

— ¡Señor Min! ¡Señor Min, tiene qué calmarse! —volcó la bandeja que tenía algunos instrumentos médicos mientras la enfermera intentaba mantenerle en la cama.

Sin si quiera pensarlo con su brazo la empujó y gimió de dolor cuándo sintió punzadas en el mismo.

— ¡Déjeme! ¡Mi hijo, necesito...! ¡Chenle! —su voz no sonaba cómo su voz, se sentía rasposa y tan aguda.

De pronto unos brazos le rodearon, reconocía la cara colonia y entonces le miró con tanto odio, con tanto dolor qué Park JiMin desvío la mirada.

— ¡Es tú culpa! ¡Todo es tú maldita culpa! ¡Tenías que dejarnos vivir tranquilos! —le araño cuando finalmente se logró levantar de la cama con paso tambaleante.

— Voy a encontrarlo, lo prometo —sus brazos lo golpearon hasta alejarlo de él y entonces cayó al suelo, sus sollozos inundaron la estancia, sólo su llanto desgarrador llenaba el silencio.

Sí algo le sucedía a su pequeño... Definitivamente no tendría las fuerzas para seguir viviendo.

...

—... Hemos terminado de revisar las potenciales amenazas y no hemos encontrado nada —su mirada viajó hacía los hombres qué seguían hablando.

JiMin asentía a algunas cosas y decía algunas órdenes pero su mente era un caos, imágenes del accidente seguían reproduciéndose en su cabeza.

— YoonGi —le dió un manotazo alejando su mano de su rostro, no tenía derecho a preguntarle porqué lloraba en ése momento.

— ¿Qué haces aquí de todas maneras? Hasta dónde sabía tenías una semana romántica con tú esposo... Esto es tú culpa, todo, se lo llevaron de mí por tú culpa... Te odio, inmensamente te odio —sus ojos estaban tan hinchados de llorar, su voz tan ronca.

—  No me interesa tú odio, voy a buscar a mí hijo te guste o no —le miró con furia antes de dar media vuelta pero entonces un gemido escapó de sus labios cuándo su herida se abrió.

Sus rodillas se debilitaron y se tambaleó hasta qué alguien le sujetó de la cadera.

— Señor Park, ha llegado una caja, es una entrega para el señor Min —sus ojos desorbitados miraron al hombre y se abalanzó sobre esté.

— Joder, quédate quieto —su codo se clavó sobre su estómago y entonces tomó la caja y... Su mundo se detuvo en ése momento.

El muñeco favorito de Chenle... Lleno de sangre.

...

Sus dedos se deslizaron por el cabello castaño del pequeño niño, sabía que el sedante estaba perdiendo su efecto así que el médico que había contratado estaba viniendo de nueva cuenta.

— Trae al fotógrafo, es momento del espectáculo —le habló a su asistente qué con una reverencia se retiró de la habitación.

El pequeño niño de seis años soltó un ligero resoplido y no logro evitar compararlo con su padre, tan hermosos.

— Lo siento por arrancarte de sus brazos... Pero es un mal necesario —le susurró al infante mientras dejaba un beso sobre su frente.

Instantes después estaba saliendo de la habitación, el espectáculo a penas comenzaba.

...

— Tienes qué encontrarlo, es mí hijo... —sus manos dejaban caricias en la espalda de YoonGi mientras una enfermera le administraba un sedante, verlo de ésa manera le rompía el corazón.

Una vez el cuerpo del rubio se volvía laxo, lo dejo recostado en la cama y después de asegurarse de que le atenderían no dudó para salir de la habitación.

— El equipo forense está buscando huellas, vamos —se dejó guiar por JongDae y entonces se dió cuenta de lo inestable que estaba porqué cayó al suelo, sus rodillas doliendo al caer en un golpe sordo y entonces sintió algo tibio en su costado.

— ¡Tirador! ¡Regresen el fuego! —la voz de BaekHo se escuchaba lejana mientras alguien, quizá JongDae, le sostenía para hacerle regresar al hospital.

Puntos negros se apoderaron de su visión mientras la oscuridad le reclamaba.

...

— ¿Por qué? ¿Quién quiere hacerle daño? —sus ojos gatunos se encontraron con los ojos felinos de JongDae quién soltó un suspiro, el hombre parecía tan cansado y no lo culpaba, el infierno estaba sobre ellos.

— JiMin tiene muchos enemigos pero honestamente, ninguno se atrevería a hacerle daño —fue su simple respuesta y entonces miró al pelinegro qué descansaba en la cama junto a la suya.

Debido a la situación era una medida de seguridad, se sentía tan cansado, su corazón se rompía a cada minuto qué pasaba lejos de su hijo.

— TaeHyung está viniendo, después de todo es su esposo —le dió un ligero asentimiento al pelinegro antes de cerrar brevemente los ojos, su mente viajando de vuelta al accidente, intentando recordar algo de ayuda.

— JongDae... había... alguien, yo, yo sentí una mirada cuándo estaba esperando por Chenle —le susurró sintiendo un ligero temblor en ése momento.

Había pensando qué estaba loco pero no, alguien le estaba mirando mientras hablaba con su pequeño una vez este hubiera salido del colegio.

...

Los sonidos de esperaba resonaron en su oído hasta que finalmente la llamada fue tomada, la respiración se escuchaba agitada y entonces sonrío tan tristemente porqué a pesar de todo... Él siempre sería la segunda opción.

— Nammie, no puedo contestar... Estoy en el hospital, tengo qué ver a JiMin... —las palabras sonaban tan lejanas, TaeHyung seguía hablando pero honestamente ya no escuchaba.

—... Nunca más volverán a ver a Chenle, dile a YoonGi qué desista de su búsqueda —y entonces finalmente dejó de hablar, podía sentir qué estaba confuso, quizá aterrorizado puesto qué debía saber las noticias.

— Te prometí qué aunque me doliera Park JiMin sería completamente tuyo, y lo estoy cumpliendo así qué... No digas que no te amo —y lo escucho, sollozos de parte de su pequeño niño, le rompía absolutamente el corazón por completo.

— Es sólo un niño Nam, por favor —su voz quebrada lo hizo casi desistir de sus ideas pero no iba a detenerse.

— Te amo, siempre te voy a amar... Hasta nunca Tae —y entonces colgó, el teléfono cayó al suelo y después deshacerse de éste no dudo en colocarse sus lentes.

Era hora de partir, dónde nunca, jamás les encontrarían.

...

Gracias por leer.

Rain [JimSu/KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora