❧ II

128 9 2
                                    




Capitulo 2:      ~RESPIRA NIÑA~

~Alanna

Aprieto la pelota entre mis manos sudadas por los nervios y la emoción, lo que causa también que mis piernas tiemblen como gelatina en ese momento escucho una queja que me declara que la persona detrás mía comienza a impacientarse.

Mis pies comienzan a moverse solos girándome poco a poco, mientras en mi interior seguía decidiendo si debería salir corriendo y tirar la pelota, pero mi curiosidad y el sentido de avergonzarme que tengo me hicieron darme la vuelta, encontrándome con un par de ojos verdes como el zafiro, un pelo negro y liso era ... era un niño.

Rápidamente el sentimiento de desilusión me invade, mis nervios desaparecen y a la vez escucho el pequeño crujir de mi corazón. Es un niño, uno de pelo negro, de tez blanca, es el niño más bonito que he visto hasta ahora, sus ojos te embriagan y puedo decir sin dudarlo que alguien será un gran conquistador.

El niño vuelve a soltar un bufido de cansancio mientras me evalúa de abajo arriba, ese gesto me recuerda a los Caduto, pero es imposible que él sea uno de ellos.

-Me das mi pelota -extiende su mano a mi para poder pasarle la pelota.

-No te han enseñado tu padres a pedir las cosas bien al parecer- empiezo a girar la pelota entre mis manos mientras le miro arqueando una ceja-¿Esta pelota es tuya?- hago el ademán de darle la pelota pero en el momento que va a cogerla la retiro nuevamente mientras sonrío.

- Si, se la encontró mi hermano en el desván y me la regalo para que aprenda a jugar- su cara se ablanda y sonríe con una dulzura que no es normal- lo siento por habértela pedido así, estaba practicando tiros y no me salían y para colmo se me cayó a tu jardín como se entere mi madre me mata- dice con la cabizbajo, su vocecita acaramela cada parte de mis células y sin darme cuenta sonrío como tonta.

-No pasa nada- estiró la mano dándole la pelota y me mira con una sonrisa de agradecimiento cuando la coge- mi hermano jugaba en el equipo de rugby, era el cocapitan, si quieres le puedo pedir que te enseñe- me acerco a él y le toco el pelo cosa que parece molestarle.

-No soy un niño no me toques el pelo- esa frase me recuerda a mi y me hace viajar al pasado-gracias pero no, mi hermano mayor me ayudará el fue capitán de rugby- y ahí está de nuevo esa sensación de nervios y emoción que me hacen temblar por dentro pero intento no mostrarlo y asiento con la cabeza despreocupada.

-¿Vives ahí? - señaló a la casa de los Caduto.

-Si pero no conozco mucho la casa es nueva para mi- y eso hace que mi corazón se vuelva a entristecer-me tengo que ir - mira detrás mía y abre los ojos bien grande- una cancha de baloncesto- sonrío al verlo tan emocionado y me giro siguiendo su mirada.

-La puso mi padre cuando era pequeña, me solía gustar el baloncesto- explico volviendo a tocarle el pelo haciendo que me fulmine con la mirada-de acuerdo de acuerdo no te gusta que te toquen el pelo- levantó mis manos en símbolo de rendición- ¿Quieres venir a jugar algún día?- asiente entusiasmado- vale pues cuando quieras puedes venir. ¿Cómo te llamas por cierto?

-Alessandro, significa el protector en italiano- me congeló en mi sitio completamente sin poder articular palabra alguna- adiós me tengo que ir- tras decir eso sale corriendo dejándome plantada en el sitio.

Es posible que sean ellos, no lo sé, el niño no lo había visto nunca, ni siquiera me suena que la señora Caduto estuviera embarazada antes de irse. Ella se fue antes por trabajo, podría ser que estuviera embarazada.

La maldición del deseo, Angelo Caduto. [ 1º Trilogía Caduto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora