V : Pensamiento.

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El reloj marcaba las 5:15 exactos en el reloj del baño azul marino de Hannibal, estaba terminando de disfrutar su delicioso y relajante baño matutino. El baño destilaba un exquisito olor a roble, menta y frescura, sin duda el doctor elegía cuidadosamente sus productos de baño.

Tan pronto sonido llamó su atención cuestionando si programo alguna cita a estas horas de la mañana, pero según recordaba, no habría programado nada para hoy. Volvió a su estado de reposo sumergiéndose en las tibias aguas de la bañera esperando que solo haya sido un error, pero minutos más tarde de nuevo su timbre fue tocado haciéndole suspirar con molestia. No le gustaban las descortesías.

Se levantó de la bañera y salió de ella con cuidado de resbalarse, tomo su toalla y secó su rostro suavemente para luego repetirlo con su torso, brazos y piernas, quedando casi seco a excepción de la gotas que caían de su cabello y volvían a mojar su cuerpo. Vistió con paciencia su bata de baño y salió finalmente de él aproximándose a la puerta mientras su pies producían un sonido seco con el piso.

Intentó peinar un poco su cabello con su manos y luego deslizó suavemente la perilla de la puerta para descubrir quién perturbaba su mañana de esa manera. Sus ojos divisaron la figura de William quién le miraba con una sonrisa y curiosos ojos azules haciendo que Hannibal se arrepintiera de haber tardado tanto.

-Hola -soltó William hacía el doctor sin intención de decirle o pronunciar alguna palabra más.

William abrió más la puerta y se lanzó a los brazos del doctor Lecter por tercera vez en los días que se habían visto demostrando así su felicidad al verle, esta vez acunando su rostro en el pecho de Lecter haciendo fallar un poco la respiración del mismo. Estiró su pie descalzó y cerró con cuidado la puerta temiendo que esta se cerrara de golpe y haga saltar a William quién se encontraba demasiado cómodo entre sus brazos.

Al notar que la puerta ya se encontraba cerrada, William se tomó el tiempo de acariciar su rostro contra el pecho del hombre frente, aún este cubierto por la bata disfrutando de los olores que desprendía el cuerpo de aquel guardando los olores en su mente y descubriendo algunos nuevos gracias al baño que minutos antes se había dado.

Ese actuar hizo a Hannibal relacionar a William con lo cariñoso que tal vez era un cachorro, a quien el criase con mucho cuidado y amor. Al instante una risa ronca y cálida acarició los oídos del joven de ojos azules dibujandole inmediatamente una sonrisa. Ya como de costumbre, los dedos de Hannibal se enredaron en los rizos sedosos de Will cerrando sus ojos y disfrutando en tacto, beso su coronilla quedándose ahí mientras su mente solo decía "Mischa".

Las gotas de agua del cabello de Hannibal tocaron armoniosamente la cara de Will y lo sobresalto a causa de que el agua ya estaba fría por el mismo clima. Se separó casi bruscamente de los brazos de Lecter y con la yema de sus dedos recogió las gotas de agua de su rostro para luego ponerlas frente a sus ojos y frotarles suavemente con el agua entre ellas sintiendolas resbalosas para luego llevar una de sus yemas mojadas a la nariz de Hannibal mojandola también para luego producir una dulce risa mostrando lo bien alineados que se encontraban sus dientes.

-Ire a vestirme, Will.

Lecter siguió su camino hasta su habitación mientras Will le observaba alejarse con pena, realmente quería la compañía de Hannibal las 24 horas, era la compañía que le hacía falta a Will para complementarle con sus mascotas. William caminó esta vez con seguridad pasando sus dedos por los muebles que permanecían ahí o rara vez acercándose para olerlos hasta que se topó con una amplia biblioteca con textos raros o con palabras que William no usaba en su léxico y colores muy "serios", hasta que uno mostró tener un azul vivo que llamó su atención.

Lo tomó y empezó a hojearlo con cuidado de arrugarle, se encontró con algunas imágenes o dibujos que le entretuvieron encerrandolo en su burbuja. Se trataba de un libro sobre flores y en todas las páginas habían imágenes de estas, la mayoría desconocidas para él, las miraba con mucha atención y acercaba su vista para ver los detalles ya que su miopía le dificulta esta tarea.

Tra le dita.© -HannigramDonde viven las historias. Descúbrelo ahora