Bajo las Secuoyas

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Anne en el foco

Transcurren unos días y cada vez pasan más tiempo juntos. Anne al principio no quiere agobiarle con la canción, pero es Gèrard quien la acaba buscando para ir a la sala de ensayo, diciendo que ha pensado en un cambio en el arreglo. Esos ensayos diarios se transforman también en momentos para conocerse. Descubren que les gusta música muy parecida, y que su libro favorito es prácticamente el mismo. Prácticamente, porque Anne se ve incapaz de elegir. Su banda sonora favorita también es la misma, 'Arrival of the Birds'. Cuando lo mencionan abren mucho los ojos a la vez, y Gèrard suelta un "Para ya! Para ya!". Descubren, también, que sus voces juntas suenan genial. La de Gèrard, profunda y aterciopelada, encaja a la perfección con la de Anne, suave y luminosa.

La canción de Anne está sonando fenomenal. Gèrard ha añadido una melodía en la guitarra que se va repitiendo y le va como anillo al dedo. Hace que sea el doble de bonita, Anne está contentísima. El viernes deciden que será Gèrard el que grabe la guitarra, no podría ser de otra forma. El chico toca tan bien que es imposible no quedarse mirándole embobada. El chico sin querer pone caras al tocar, se vuelve muy expresivo cuando se pierde entre las notas, y ella no puede evitar morderse el labio observándolo. Además, cuando termina siempre le sonríe con todos los dientes, y la sonrisa le hace estar más guapo aún, y Anne piensa que ojalá pudiera provocársela todo el tiempo. Otra cosa que hacen mucho es picarse.

A Gèrard, a parte de hablar miserablemente sobre su propia persona, le encanta soltar comentarios y pullitas, y por mucho que Anne le responda en plan borde o le pegue con la liberta de partituras, en el fondo le hace gracia. Sin embargo, ninguno de los dos ha mencionado aún los encontronazos que han tenido unos días antes. Es como si corrieran un tupido velo sobre ellos.

El viernes por la noche deciden ver una película todos juntos en el sofá del salón, y se sientan uno al lado del otro. A medida que avanza la trama, los dos se van acercando, sintiéndose cómodos el uno con el otro. Anne se apoya en él, y Gèrard le rodea con el brazo. Eva le lanza miradas a su amiga constantemente, pero Anne se lo toma con calma.

-Solo somos amigos, Eva. Nos estamos conociendo, y nos caemos muy bien, conectamos... ya está. -le explica Anne en la habitación más tarde.

-Vale, vale, yo no digo nada. -dice su amiga, sonriendo. -Solo que creo que estáis muy monos.

-¿Eso qué quiere decir?

-Anne, ¡pues eso! A ver, no te preocupes, si se nota que te gusta.

Anne se pone rojísima, y a Eva se le escapa una carcajada. La gente se está acostando, y las dos se han subido a la litera de Eva para charlar un poco. Eva pone su móvil en medio para poder verse las caras, pues ya es de noche.

-¡Que no me gusta! Con Rafa también me abrazo y no dices nada -Eva levanta las cejas de un modo cómico. Es cierto, Rafa le cae súper bien desde el primer momento.

-A Rafa no le miras cada dos por tres con cara de boba.

-¡Eva! No le miro, ¿vale?

-Ya, claro. Que se nota un montón, Anne. -dice Eva con cariño. Anne pone cara de pánico, y se le cae la máscara.

-¿Qué dices? ¿En serio? -exclama, tapándose la boca con las manos y poniéndose en evidencia. Eva se ríe aún más.

-¡Lo sabía!

-Eva, tío...

-Acéptalo, no pasa nada.

-¿Pero tanto se nota?

-Bueeno...

-Madre mía Eva, es que es guapísimo. Y canta de bien, y es súper gracioso -Anne se ríe como una adolescente entusiasmada.

A la sombra de los árbolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora