Teme que me pierda entre los copos de nieve, que al caer me desvanezca entre las manos de alguien más, que pueda extraviar mi sendero al dejarme guiar por la brisa helada de invierno, usted teme que en cualquier instante pierda la purpurina de mis ojos que tanto me caracteriza, que pierda ese entusiasmo que aprecia en cada mínimo ademan que mi cuerpo gesticula, que extravie esas ansias de seguir esforzándome por despejar el camino cubierto de piedras o que termine lesionándome gravemente al intentarlo.
Nunca me llegué a considerar una persona valiente: una persona de la que debas estar orgullosa. A nadie nunca se le enseña a caminar en este mundo, debo maniobrar para no resbalar, el que se me sea nato poder correr entre tantas dificultades no significa que no tenga pánico de caer al abismo, eso solo dice que soy lo suficientemente estúpida como para tener la certeza de que hoy no me haré daño de nuevo, de que por hoy será para siempre.
Sin embargo, usted siempre logra ver aquello que me diferencia de los demás, quizás se deba a que con usted nunca me molesté en disfrazar la complejidad de mi dialogo o porque usted es la única a quien he permitido pintar las estrellas en mi cielo repleto de sueños, pero aún eso no me parece basto como para que usted me quiera de esta forma tan incondicional. Yo no merezco estar en la hilera de sus pensamientos ni en sus ideas al trazar una línea en un cuaderno.
Usted merece más que una adolescente destrozándose en frases ¿no cree?
Pero de todas maneras, aunque usted esté más preocupada en como aprender una nueva táctica de dibujo o esté durmiendo lo que le faltó la noche anterior, la siento tan presente aquí conmigo, sin ningún vínculo que nos una más que el de querernos a niveles trascendentales, sin poder comunicarnos en este preciso momento. Unnie, sé que las situaciones en las que nos hemos envuelto no nos han permitido gozar correctamente de la amistad tan estrecha que tenemos, pero aún así, la adoro más que ayer y mucho menos que mañana y espero que usted se sienta igual.
No comprendo por qué decidió dar un paso hacia mí, no comprendo por qué no retrocedió en el entonces que no supe perdonarle bien, sigo sin comprender por qué usted es tan perfecta para mí, realmente no comprendo que tanto bien he realizado en mi corta vida para merecer el cariño excesivo de una chica que no se distanció de mí ante la primera, la segunda ni la tercera adversidad, aunque pudo hacerlo para que la vida se le fuera más sencilla.
Probablemente nuestra amistad se base en cuanto podamos soportar para alcanzar a tomar la mano de la otra, en poder balancear el mal con todo lo bueno que podemos hallar en la otra. No tengo ni puta idea de cómo superamos ese estereotipo de las amistades de la adolescencia hace un año, tampoco dónde empezamos a idolatrar un futuro que tal vez más temprano que tarde termine siendo parte de nuestra realidad, mucho menos por qué tuvimos que afrontar a tantas personas si en esta amistad siempre hemos sido usted y yo.
No tengo ni puta idea, pero la quiero aquí.
Déjeme ser su dulzura en los días más amargos, déjeme ser su soldado en esas madrugadas de guerra, déjeme ser su niña cuando la adultez esté pisando sus tobillos, déjeme ser su copo de nieve en las nevadas de diciembre, déjeme ser esa mariposa que con un revoloteo cambie su mundo, déjeme ser su pequeña en un mundo de gigantes, déjeme ser su dongsaeng aún si algún día decide dejar de ser mi unnie. Por favor, déjeme darle todo lo que un día le prometí.
Gracias por permitirme ver la obra de arte en que usted puede volverse. Muchas gracias por tolerar mis delirios de grandeza y mis temores más honestos. Gracias por todo.
Espero encontrarle en otra vida, quizás, en esa nos toque ser felices una vez más.
―junnie.
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bizarre thoughts
Puisipensamientos bizarros que no tienen sentido ni razón de su por qué.