Había música, una música tan devastadora en sus notas más bajas, música que no existía ninguna melodía, música en la cual no existía ninguna voz ni ningún beat; era mi canción favorita.
Aunque era aquella canción que mis tímpanos escuchaban sin una pausa, aunque era la única música de un género desconocido por la sociedad; no me agradaba esa sensación que martillaba con un cincel mis débiles huesos, no era de mi agrado aunque al mismo tiempo parecía encantarme; no podía alejarme, no podía dejar de escucharla, solo no podía, porque era mi canción.
Lágrimas minuciosas decoran mis mullidas mejillas, ácidas rozaban las comisuras de mis labios, no eran mi sabor pese siempre a probarlo. ¡¿Por qué siempre tenía que terminar llorando, escuchando mis propios jadeos, sin querer escuchar mi música?!
No puedo respirar, no puedo verme, no puedo morir, no puedo vivir; atrapada en un limbo de la monotonía de una sonrisa.
Después silencio, solo silencio. Nada agradable, pero era mejor que escuchar nuestra música.
Porque finalmente cualquier sonido era reconfortante si tu voz no estaba incluida en él.
—Junnie.

ESTÁS LEYENDO
bizarre thoughts
Poetrypensamientos bizarros que no tienen sentido ni razón de su por qué.