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No sé que es peor: la irracional idea de quererte a hurtadillas de mis letras o el pensar de que mi tinta no quiere escribirte en mi prosa a sabiendas de que eres mi musa. Es contradictorio, también es mi forma absurda de ver el mundo a través de ojitos vidriosos que alguna vez te fulminaron, porque sé que mi nombre no te sonara a la primera -aunque si a la segunda-, sé que no recuerdas el tenor de mi voz y que te será familiar al oirme llamar tu interés y sé que nunca veras los tachones en el renglon donde escribí un universo en el que tú no seas el platónico ni yo una más en la espera, aún así, cuando vuelvo a mirarte no sé que me aflige más, si el ahondarme en fantasias que nunca dejaran de serlo o volcarme en la realidad al pensar que la cordura que hay en ti se puede mezclar con locura.

Y es por ello que en estas prosas no sé si decirte que te marches con los vidrios rotos o que me dejes bailar encima de ellos conbpies descalzos. Esta chica no tiene ni idea de cómo decirte adiós si siempre te dió la bienvenida, no sabe como cerrar la puerta que para ti nunca tuvo candado pero que solo abrías por ese coraje tuyo de conocer todo. Y de ese todo, yo era una más.

¿Cómo dejar de lastimarme con las cicatrices abiertas escociendo por la escacez de tu tacto? ¿cómo no pensar que solamente tú eres merecedor de las lágrimas que nunca salpicaron a nadie más? ¿cómo hacerme creer que tú serás ese «ojalá» que solo me secuestrara suspiros, recreara memorias y hara añicos cada mísero átomo de mi amor? ¿cómo dejar de sentir lo que muchos suelen llamar primer amor?

Quisiera conocer a alguien que sacie mis dudas pero ese alguien probablemente no existe y de existir no llegaría a mi vida en este instante que lo necesito más. Quizás necesito hallar una respuesta sensata en los desvelos de madrugada, quizás es parte del sendero encontrar mis dudas sin respuestas y aunque la ansiedad del conocer me carcoma debo seguir caminando hasta que el zumbido deje de irritar.

O hasta en el día en el que tú dejes de brillar.

—junnie.

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