EL CHICO DE LA LINDA NARIZ

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Era hermoso, joder, tanto que era casi irreal, parecía un lindo Ángel. Solía dejarme sorprendida con sus ocurrencias, siempre decía cosas que lograban cambiar mi perspectiva sobre él, para mí no era nada más que maravilloso, disfrutaba pasar tiempo a su lado. Caminábamos durante horas mientras conversábamos de cosas tan absurdas que era lindo ¿sabes? Él se volvió ese alguien a quien podía contarle todo sobre mí y me sentiría tranquila al hacerlo.

Le comencé a querer, a querer de verdad, como a pocos logré querer con esa intensidad.

Observarlo mientras escribía me encantaba, estaba tan absorto en sus pensamientos que casi sentías que eras parte de ellos, siempre tomaba mi mano cuando caminábamos, abría la puerta cuando entrábamos a algún lugar, manejaba sin soltar mi mano. Gritar desde un noveno piso que yo era lo más hermoso que él tenía en su vida, admito que eso terminó de ganarme casi por completo.

Era detallista, cosas mínimas o cosas gigantescas, sin embargo ambas hacían arder mi corazón con la misma intensidad, con él dejé mi razón de lado, comencé a sentir un poco más y a calcular todo un poco menos. Le gustaba colocar mi cabello detrás de la oreja, la primera vez que lo hizo pensé que era extremadamente cursi, pero cuando me besó por primera vez, hizo eso momentos antes, ya no volví a verlo de la misma manera.

Fue ganando todo de mí poco a poco y sé que se lo puse difícil en algunas ocasiones, porque estaba cerrada a la idea de creer que había alguien tan increíble como él, alguien que logró ganarse mi corazón día tras día. Dormir a su lado era lo que más lograba darme paz, me entregaba a los brazos del sueño cuando estaba sobre su pecho luego de quedar exhausta tras contar todas las pecas de su linda nariz, su sonrisa derretía mi corazón, pero al mismo tiempo lograba colocarlo tan nervioso. Despertar y verlo sonreír, pensé que nada me haría más feliz, que imbécil con tanto carisma solía pensar, fue lo primero que pensé cuando lo vi, en realidad. Poco a poco caí, caí muy fuerte.

¿Cómo puede ser tan impresionante? Era algo que pasaba por mi mente en mis momentos más felices a su lado, sería difícil no querer tenerlo junto a ti, no sabía que había hecho para que estuviera junto a mí, logro descifrar todo sobre mí, demasiado bien debería decir, era mi refugio y bueno, tal vez... No, definitivamente debí buscar otro que no fuera él.

Ahora duele, duele tanto, solo logro sentir que mi sangre arde al pensar en sus caricias. Sus besos ya son algo tan lejano, sus primeros te quiero queman, destrozan mi mente al recordar. Ya no es únicamente mi sangre lo que arde.

Levanté la mirada por última vez. Mi canción favorita resonaba en el fondo de la habitación, lo observé y logré ver su preciosa sonrisa, su linda nariz. Mientras perdía el conocimiento conté cada una de sus pecas, y llegué a confundirme un poco por la sangre que estaba sobre ellas.

Susurró un "descansa, pequeña". Solía decirme de esa manera cada una de las noches en donde su pecho era mi mejor refugio, cuando creía que no podía sentirme más feliz, acomodó mi cabello una última vez y dejó un último beso en mi frente mientras seguía observándome desangrar. Desvanecí, como desvaneció el tiempo, las sonrisas y los te quiero que viví a su lado.

¿Quién lo diría? Mi jodido Ángel, termino siendo nada más y nada menos que la muerte misma. Y su sonrisa, la trampa más efectiva.

Siempre decía que en el segundo en que me vio se dio cuenta de que yo era su tipo, que triste ser del tipo de un asesino. ❄

Oh shit!

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Oh shit!

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