Cesa la luz, nacen mis alas, mi aura surge de ellas y se vuelve intensa pero no lo suficiente para hacerme caer... No caeré en mis pesares, no está vez, las alas me protegen, me otorgan las sombras donde puedo resguardarme, pero no sé por cuánto serán mi resguardo, están cambiando, se vuelven lo suficiente infernales para comenzar a temer.
Todo fue tan rápido, casi inexplicable, en un segundo estaba en el reino de los cielos, al siguiente caía sin parar para luego terminar en el frío pavimento de una horrible ciudad. No era digno de mis alas. Ahora era el infierno el que yacía sobre mi espalda, ya no hay bondad, ni pesar, no puedo siquiera sufrir porque soy la reencarnación del sufrimiento puro. Mi aura dejo de ser intensa, para convertirse en tinieblas. Ya no soy ése hermoso Ángel, ahora, solo soy un caído.
No te sientas mal por mí, no pienses que el destierro duele, hace mucho dejo de doler. Tal vez fue lo mejor, considerando que ni siquiera en ese "perfecto paraíso" logré sentirme tranquilo.
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Aunque sea lo más perfecto del mundo, si no logras ser feliz, es momento de que te alejes.
