Olor

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Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace las cosas en todos, es el mismo.
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

(1 Corintios 12: 4-7)

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Desde que tuvo uso de razón, o tal vez incluso desde que nació, él tenía un don.

Tenía el don de discernimiento, pero de manera bastante peculiar. Podía discernir a través del olor.

Si, era bastante extraño, pero él se había acostumbrado a vivir de esa manera. Lo consideraba una pequeña ventaja, más aún teniendo una gran fe en Dios.

Cuando alcanzó la adultez, por fin entendió su peculiar don. Era capaz de sentir un olor suave y agradable, como si estuviese en un campo de flores, cuando estaba cerca de una persona de buen alma. En cambio, cuando el olor era parecido a un bosque vuelto en ruinas tras un incendio, combinado con el de un objeto ya podrido, significaban almas de doble moral o que tenían maldad en su corazón.

El olor que últimamente sentía en su iglesia, provocando que se preocupara bastante. Cuando cayó la noche, después de un culto en donde el olor era cada vez más fuerte, decidió arrodillarse junto a su cama y ponerse a orar.

Sintió un calor alrededor suyo, junto con un olor que no pudo describir. Sólo podía decir que era un muy puro y lleno de amor. No cabían dudas que en ese momento Dios estuvo ahí.

Tras orar, decidió abrir la Biblia, encontrándose un pasaje que le sirvió de mucho.

A la mañana siguiente, habló con la mujer que lideraba su iglesia, pero en vez de preocuparse, sólo se molestó por ello.

En ese momento entendió que ya no podía interceder más por su iglesia, se dió la vuelta y regresó a su casa. Unos días después se vió frente a su casa un auto rojo en donde él se fue con unas cuantas pertenencias. Para irse, y como algunos vecinos pensaban, no volvería.

Encontró empleo en una cafetería de la nueva ciudad que Dios le mostró en un sueño. El lugar donde viviría ahora en adelante.

Pasado el tiempo, se integró a una iglesia donde el olor era agradable. Era el olor a campo de flores que había desaparecido de su anterior congregación.

Pensó que sería la única gran prueba que tendría, antes de prender la televisión y ver a una joven chica cantando. A pesar de estar a kilómetros de distancia, podía percibir un olor a cigarrillo, al olor que tanto odiaba notar. Pero no sentía que ese olor era de maldad, era otra cosa que no sabía explicar. Sin embargo, para su sorpresa, en menor cantidad había el olor agradable y puro.

-Dios, ayúdame con lo que voy a hacer.-murmuró, antes de que el mismo olor puro que hubo alguna vez en su anterior habitación pasara mezclado con el viento.

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Hey, un nuevo capítulo (creo que estoy empezando a tener algo con los microrrelatos), ¿Qué les ha parecido? ¿Cómo han estado?

También quiero decirles que este relato es algo así como un "piloto" de una nueva historia cristiana que pienso publicar muy pronto. Si es voluntad de Dios, claro.

Dios les bendiga :D ¡Cuídense!

Sayonara~
∞Kamira_Walker∞

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