Omnipresente. || J.HS

8

No paraba de girar en la habitación, mis nervios iban creciendo pero eso no estaba bajo mi control.

— ¿Cómo se supone que sabes todo eso? —lo ataqué inmediatamente salió del baño secándose el pelo con una toalla.

— Anoche tuve esa revelación, quise saber más pero te despertaste y no pude volver a dormir. —tomó asiento en la cama mientras seguía con su tarea, me miró—. También me di cuenta de que no puedo dormir sin ti.

¿Cómo debería de sentirme ante eso?

Volví cerca del refrigerador y lo abrí para tomar algo de agua.
Comencé a reírme.

— Que idiotez, lo peor es que por un momento te creí ¿sabes? —volteé a verle algo más calmada, he de estar perdiendo la cordura para creerle.

— Sulhye, no tengo porqué mentirte.

— Okay, no me interesa nada de eso, ya se te acabó la estadía gratis. Puedes quedarte con esa ropa, te daré una sandalias y prepárate para salir de aquí. —asintió y yo me sentí algo confundida, pero aliviada.

Un momento más tarde se estaba poniendo las sandalias tranquilamente en la puerta, yo le abrí pero este se volteó antes de que yo le empujara fuera.

— ¿Y tú? —ahí volví a ver toda esa inocencia en sus ojos.

— ¿Yo qué?

— ¿No vienes? —me reí y negué antes de empujarle fuera y cerrar rápidamente la puerta.

Me quedé pegada a la puerta unos cuantos segundos, no escuché nada por lo que suspiré de alivio. Necesito tiempo para pensar.

Miré el reloj y eran las nueve de la mañana, no tendría nada que hacer nuevamente así que me lancé en la cama con los ojos cerrados. No hay hambre y quería retomar un poco del sueño perdido esta madrugada, me removí entre la colcha unas cuántas veces antes de quedarme inconsciente.

— Ayúdame.

El camino estaba oscuro y no podía ver nada, quería que gritara para saber por dónde dirigirme pero lo que escuchaba era todo lo contrario, susurros.

— Estoy aquí, ¿por qué no me puedes ver?

Volví a girar en mi lugar, no tenía idea de por dónde dirigirme.

— Yo te brindaré ayuda si no me vuelves a dar la espalda.

Me sobresalté en la cama, tenía el corazón acelerado y sudaba, bien, estoy en mi cama.

Un fuerte trueno me trajo a la realidad, mire la ventana y llovía arduamente, como pude avancé corriendo a cerrarla ya que algunas gotas se colaban por esta. Aún algo fuera de lugar me acerqué a los controles y encendí la calefacción.
¿Qué sueño de mierda fue ese?

Tomé mi celular e ignoré todas lass notificaciones al ver la hora, ¡¿las cuatro de la tarde?!

No había comido nada, me apuré a abrir el refrigerador y me di cuenta de que no había justo de lo que quería, huevos para el ramen.
Me aliste rápidamente y tomé mi abrigo, al tocarlo me detuve con cierta incomodidad creciendo en mi.

Me sacudí un poco antes de tomar la gran sombrilla y el monedero. Abrí la puerta y una vez fuera el pasillo estaba oscuro, ¿y la iluminación de esto?

Fuera estaba totalmente nublado así que no iluminaba nada por las ventanas. La puerta aún seguía abierta por lo que al mirar en la esquina fuera de mi apartamento me percaté de una silueta agachada, di un brinco en mi lugar y tanteé mi celular en el bolsillo, sacándolo e iluminando para ver si no era mi imaginación.

— ¿Qué carajos? —fue imposible no decir nada cuando este se tapó el rostro a causa de la iluminación—. ¿Qué mierda haces aquí?

— S-Sulhye. —quitó la mano de su rostro por unos segundos y quedé espantada, me asusté doble, de verle así de herido y de mi reacción al verle.

— Oh Dios, ¿estás bien? —solté la puerta y prácticamente corrí a su lado ¿por qué lo hice? No sé, tal vez soy demasiado amable.

— Sulhye. —su respiración se volvió irregular y comenzó a sollozar cuando llegué a su lado, bien, ahora me siento como la misma mierda.

— ¿Quién te hizo esto? ¿por qué sigues aquí? debiste de irte a tu casa. —solté el celular a un lado con el flash apuntando hacia el techo lo que iluminaba un poco la escena. Toque su labio partido y mire detenidamente los moretones de su rostro, se veía horrible y mi corazón se contraía cada vez más.

— No lo sé. Ellos, me dijeron que no hacía bien mi trabajo, no sé. No entiendo nada, no comprendo nada Sulhye. —comenzó a llorar con ímpetu y yo ya no podía ocultar más lo que estaba sintiendo, mis ojos se llenaron de lágrimas. Esto es mi culpa—. Tú eres mi casa Sulhye, no tengo a dónde ir.

Negué repetidas veces.

— Vamos, vamos a dentro. —limpié unas cuántas lágrimas que se me habían escapado y lo ayudé a ponerse de pie, este se quejó cuando lo tomé de la cintura. Lo molieron a golpes, pero ¿quién haría eso?

Con mis cosas en mano abrí la puerta y entré hasta sin quitarme el calzado, lo ayudé a tomar asiento en la cama y encendí las luces.

— Te pedí ayuda. —no le presté atención, me quité el abrigo y lo dejé en el suelo camino al baño, tomé el botiquín que tenía y salí con este en manos—. Te pedí ayuda a gritos. —lo miré con el ceño fruncido—. Perdona por eso, creo que te espante el sueño.

Sigue hablando cosas sin sentido. Tome el algodón pero antes de siquiera verter el alcohol este tomó mi mano y mirándome a los ojos habló.

— Hay algo que no me dijeron y que está mal. —volví a fruncir mi ceño—. Estoy aquí para aprender pero esto no es parte de lo que conozco. Me golpearon porque según no hice las cosas bien. —su voz se quebró pero no paró ahí—. Sulhye, hay alguien que te quiere hacer daño.

— ¿Qué cosas estás diciendo?

— Llevas algo contigo que hasta hoy no conocía. Y es algo malo.

La seriedad de la situación se vió interrumpida por mis pensamientos. Bien, hasta alguien ajeno se da cuenta de que llevo algo mal. Solté una risa sarcástica.

— Gracias, ya lo sab..

— ¡No! ¡No es lo que piensas! —me gritó en la cara haciéndome sobresaltar—. Eres un ser maravilloso y estás unida al dueño de este cuerpo, ese es el problema, él está encerrado aquí y sólo yo puedo saber cómo se siente. Fue un error llegar a ti en este momento de tu vida, las cosas cambiaron, no se cómo debo de manejarlo. —gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas lastimadas y mi corazón no podia más.