14. Si

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Kelzie:

Que me quede con él y Violet.

Eso fue lo que me pidió, no sabía si aceptar porque había una sola cosa que me impedía, esta mentira.

Solo eso..

—¿Y bien, Kelzie?

Trago saliva.

Él se me acerca y coge mi rostro entre sus manos.

—¿Por qué quieres que me quede?

—¿Cómo que por qué?

—Sabes mi razón, yo no sé la tuya.

Él sonríe.

—¿Qué tal esto?.—Me pregunta y lo siguiente hace latir mucho mi corazón.—También siento algo cuando estoy contigo.

—Define algo.

—Me gustas ¿Estas feliz?

Muy feliz.

—Creí que pensabas que era una loca.

—Entonces es obvio que me gustan las locas.

Resoplo.

El me besa, despacio y dejo que mis ojos se cierren, llevo las manos a su cuello y me rio en su boca cuando me levanta y termino rodeando su cadera con mis muslos.

Adam sigue el proceso de besarme mientras camina por el pasillo hasta llegar a la habitación, caigo sobre el colchón, con el encima de mí.

Le ayudo a quitar su camiseta y cuando está afuera de su cuerpo, coloco ambas manos sobre sus pectorales, acaricio el bello y me quedo admirando su cuerpo.

Adam sonríe.—Kelzie.

Me sonrojo, Adam cierra los ojo y lentamente se me acerca a besarme, recibo su beso, suave como el ultimo y ambos vamos incrementándolo.

Las manos de Adam baja por todo mi cuerpo, se deslizan por la tela de mi ropa y se siente como si tocara sin nada encima, su tacto es profundo y me hace estremecer, mantengo los ojos cerrados y dejo que mis dedos me guíen, hago los mismo pasos que él, lo ayudo a quitarse la ropa como hace conmigo y cuando ya estoy desnuda, ambos nos miramos a los ojos.

Adam sonríe, que sonrisa más hermosa.

—Espera..—Me detiene.—Casi lo olvido.

Se apoya a un lado y estira el brazo hasta el cajón de la cómoda, la vuelve a cerrar y me muestra la envoltura del preservativo.

—Es muy importante.—Menciono haciéndolo reír.

Desgarra la envoltura con los dedos y baja las manos y su mirada a su entrepierna, se la coloca y vuelve a sube encima de mí, Adam se acomodo y comienza a besarme.

Esta extraño.

—¿Realmente hace mucho que no coges no?

—Eres increíble.—Me suelta con sarcasmo.

Me rio.

—Ser padre toma mucho tiempo.—Me confiesa.—Y no me arrepiento.

Sonrio.

—Entonces déjame guiarte.

Adam me observa sin comprender, pero yo misma me explico enseguida, le cojo del pecho y lo hago caer sobre el colchón, el me observa sorprendido y con cierta admiración mientras me acomodo en su encima, me sostengo de su pecho y levanto el trasero, vuelvo a sentarme sintiéndome cómoda y froto su erección en mi entrepierna antes de meterla.

Los gestos de Adam son únicos, coloca ambas manos en mis caderas y cuando comienzo a moverme sin límites, echa la cabeza hacia atrás y comienza a apretar los dedos en mi piel.

Gimo y me balanceo de adelante hacia atrás, salgo y vuelvo a entrar, cambio de postura y le doy la espalda, esta vez sujetándome con una mano hacia atrás y la otra hacia adelante.

Esto se descontrola.

Adam baja la mano a mi trasero y aprieta, lo levanta y sus caricias me ponen más, su erección apretada dentro de mí y mis paredes no quieren dejarlo ir aun, en esta nueva posición aprieto más las caderas y me muevo subiendo y bajando mientras las manos de Adam me recorre ya no el trasero sino la espalda, llevando mis sensaciones al límite.

Dios mio...

Me muerdo el labio y cuando voy a llegar, él se levanta, me rodea por detrás, sus manos aplastan mis pechos y yo no dejo de saltar hasta que me cambia de postura y él toma el control encima de mí.

Lo abrazo con fuerza, me enrollo a él con mis cuatro extremidades y lo recibo.

Gimiendo, gozando, pidiendo por más.

Pongo los ojos en blanco y los cierro al sentir el placer tan cerca, Adam sigue meciendo las caderas, penetrándome hasta dejarme sin aire, frotando nuestros cuerpos hasta que la última gota de sudor saliera de nuestros cuerpos.

Y en ese momento tan íntimo, tan acalorado y tan maravillo, los dos terminamos exhaustos.












(*)









—Si.—Pronuncio mientras permanezco en la cama y junto a él.

—¿Kelzie?

—Me quedare.

Los ojos de Adam se iluminan, pronto está sonriendo.

—Me quedare con los dos.—Le confirmo una vez más.

Buscando a MamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora