❖Capítulo sin editar❖
En algún lugar del océano ~ Galeón de Transporte Santa Rita.
Un hombre de unos cincuenta años de edad sostiene una caña de pescar con ambas manos; la cara del hombre es sería, toda su concentración está fija para el momento que algún pez pique el anzuelo.
Pescar con el barco en movimiento no es muy inteligente, pero cuando uno está aburrido hace cosas, aunque sepa que no darán resultado, para perder el tiempo.
Algo tiro hacia abajo finalmente su anzuelo, el hombre esperaba esto y al momento de tirar para arriba....
— Según el capi llegaremos dentro de unas cuatro horas. — dijo un joven.
Gracias a la voz del joven; el hombre se distrajo y tiro con más fuerza de la necesaria rompiendo la punta de su caña de pescar.
— L- lo siento jefe. — se apresuró a decir el joven al ver como el pez daba un espléndido salto hacia afuera del agua, pareciendo que se burlaba del hombre que intentaba capturarlo.
— No importa. No soy muy amante del pescado de todos modos. — contesto el hombre tirando su caña rota al mar. — ¿Cuatro horas?
— ¿Eh?, ah sí. — afirmo el joven aventurero.
— Bien, bien que todos se preparen. — informó el hombre.
— Ya está todo listo. — dijo con orgullo el joven aventurero.
— ¿Enserio? Son bastante hábiles nuestros actuales compañeros. — elogio sinceramente el hombre.
— Todos ya quieren bajarse de este infernal barco. Estar rodeados por agua por tantos meses ponen impacientes a cualquiera. — afirmó el joven, mirando hacia el frente donde apenas se podía ver una franja de tierra. — De todos modos, ¿Quién demonios iba a una isla tan cercana al abismo, para simplemente explorar una mazmorra de bajo rango?
— No solo se visitaba la isla por la mazmorra. — le informo el hombre, mientras se ponía un cigarro en la boca. — Hace mucho también había un pequeño reino ahí.
— ¿Enserio? Pero están muy lejos para hacer tratos con otros reinos, ¿Sé abastecían con solo estos largos viajes antes? — pregunto con el ceño fruncido el joven aventurero.
La isla a donde se dirigían estaba bastante apartada del continente central y peor aún estaba muy cerca del abismo, la zona oceánica que separaba los continentes y estaba repleta peligro y de seres marinos inmensamente poderosos.
La única forma segura para ir a otro continente sin usar un portal, era usando una aeronave o cualquier otro medio que permita viajar evitando por completo el agua.
El hombre le dio otra pitada a su cigarrillo antes de continuar su historia.
— No, la isla cambio de lugar, antes solo tomaba tres días de viaje llegar a ella en barco desde el puerto del que salimos. — explico el hombre, quien tiro lo que quedaba de su cigarrillo al mar.
— jefe, ¿Dice que la isla se movió? Pero eso es imposible, ¿no? — pregunto el joven, pensando que maestro estaba jugándole una broma.
— Que yo sepa las islas no se mueven solas. — contesto el hombre riéndose. — Ese monstruo la movió de su sitio. — informó dejando de reír, tomando una actitud más seria.
— ¿Qué monstruo fue? — pregunto ansioso el joven aventurero.
— El que movió la isla de lugar fue el Señor Demonio del Primer Pilar Bael. — contesto el hombre en tono serio. — Lo hizo luego de atacar al Reino Santo.
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¡Mimic!
FantasyMorí y tras rencarnar me convertí en un Mimic, hasta ahí todo iba bien, luego me di cuenta de lo inútil que soy... Hola a todos; para los que lleguen a leer esta novela no esperen la gran cosa, es algo que se me vino a la mente en el momento y com...