Capítulo 7 ~ Una bendición del cielo.

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Capítulo sin editar

Reino de los Dioses — Dominios de la Diosa de los artesanos Efis.

Un joven de alrededor de los veinte años corre a toda velocidad por en hermoso y extenso campo de flores blancas.

Mientras el joven corre, mira con cara idiota su mana derecha la cual mueve simulando estar apretando algo.

— ¡TE MATARE! — grito una hermosa mujer.

Mientras la mujer corría le tiraba diversas cosas al joven, pero este hábilmente las esquivaba sin tener que darse la vuelta.

— Amada mía, por favor deje de tirarme sus preciosas herramientas. — la intentaba de convencer el joven. — Yo solo apreté un poquito ese lindo, suave y redondo culito suyo.

Al escuchar al joven la mujer se puso roja de vergüenza. Apretó con mayor fuerza el mango del martillo que tenía en su mano derecha y lo tiro con todo su poder haciendo que todo el espacio se ondule.

Sintiendo el peligro el Dios del Amor Aren; agacho la cabeza rápidamente y no dudo en acelerar para tratar de escapar de la Diosa Efis.

A pesar que su vida podría peligrar si lo alcanzara, para el Dios del Amor esto era como una cita con el amor de su vida. Sabiendo como pensaba su amigo, la ira de la Diosa Efis aumentaba gradualmente.

— ¡Deja de correr! — rugió la Dios.

Sin darle importancia a los gritos de su amiga, Dios Aren simplemente giro la cabeza para sonreírle a la Diosa.

Esa tonta sonrisa en su cara fue la gota que rebalsó el vaso.

La mano derecha de la Diosa Efis brillo con una luz roja, la cual se transformó en una especie de boleadoras de color rojo intenso.

En un abrir y cerrar de ojos la boleadoras salieron disparadas en dirección de las piernas del Dios del Amor.

Sin misericordia las boleadoras se enrollaron en las piernas del Dios haciéndolo caer, este rápidamente trato de quitárselas, pero cualquier cosa que hacía era ineficaces.

La Diosa se acercaba lentamente hacia el Dios del Amor haciendo sonar sus nudillos; con solo escuchar esos sonidos el cuerpo del Dios comenzó a sudar frio y su cara reflejaba el verdadero terror.

— ¡No me arrepiento de nada! — grito el Dios mientras usaba la última gota de valentía que poseía para tocarle el pecho a la Diosa.

Habiendo firmado su sentencia de muerte el Dios del Amor, recibió la lluvia de golpes llenos de poder y enojo de la Diosa de los Artesano.

La Diosa Efis dejo de golpear al Dios Aren y se quedó mirando el espacio vacío en un completo trance.

Sé un momento a otro la ira de la Diosa fue remplazada por un jubilo embriagador y su cara era todas sonrisas.

¡Alguien había adquirido la habilidad que ella había creado personalmente!

A pesar que la decepciono y la impresiono un poco que su habilidad la haya adquirido un pequeño Mimic, se sintió verdaderamente feliz al notar que ese pequeño ser estaba encantado con su habilidad única.

Sin dudarlo aunque estaba encontrar de las reglas la Diosa le dio un pequeño regalito al pequeño Mimic del mundo inferior.

Mientras que la Diosa Efis era todas sonrisas. El Dios del Amor comenzó a escapar de lugar arrastrándose como un gusano con toda la cara hinchada por los golpes que había recibido.

Frente al maltrecho Dios que escapaba, apareció un gato atigrado de color gris con ojos que cambiaban de color constantemente.

— ¿Valió la pena? — le pregunto el gato al Dios en tono burlón.

¡Mimic!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora