¡Mimic!

Capítulo 38 ~ Luz.

❖Capítulo sin editar❖

La nieve caía sin fin sobre el pequeño cofre de color negro; pero la cantidad de nieve acumulada sobre él y las tumbas a su alrededor no cambiaba en lo más mínimo.

La pequeña tapa del cofre se abrió y una pequeña criatura de color negro con ojos azules se podía ver en el interior del cofre.

La mirada del Mimic quedó atrapada al observar el reflejo de la media luna en el lago, que a pesar de estar rodeado de hielo aún permanecía líquido.

— Es una magnífica luna, ¿no es así? — dijo una magnánima y antigua voz.

Mime, apretó el borde de la parte inferior de su cofre e impulso su cuerpo para saltar y darse vuelta, para poder ver de dónde proviene aquella voz.

Frente a él hay un gigantesco dragón negro de tres cabezas acostado y encadenado al piso, la parte superior su cuerpo fue tapado por la nieve que cae lentamente.

— Si, es una hermosa luna. — confirmó Mime, el cual no se asustó al ver al Dragón.

Los tres pares de ojos del Dragón se posaron en el pequeño Mimic frente a él. Una sonrisa se formó en sus tres cabezas y se rió como si se hubiera acordado de un viejo chiste.

La mirada de Mime vago por unos segundos hacia los largos colmillos del Dragón al momento de reírse, pero nuevamente se concentró en observar a aquellos cansados y magníficos ojos de color dorado.

Los ojos del Dragón reflejaban una larga y experimentada vida. A pesar de lucir cansados aún poseían una enorme fuerza y vitalidad.

— Hola. — saludo Mime, agitando su pequeño bracito.

— Hola. — respondió el dragón mientras reía.

Ambos se quedaron observándose y estudiándose por un largo tiempo. Ninguno dijo nada ni hicieron algún movimiento, simplemente se quedaron observándose fascinados uno por el otro.

La nieve caía sin fin en aquel cementerio. El pequeño Mimic y el gigantesco Dragón encadenado eran los únicos presentes.

— Soy Mime el Mimic. — se presentó Mime estirando su bracito.

Esto último simplemente fue un acto reflejo que intento de corregir, pero la punta de la garra del dragón tocó la punta del brazo de Mime y movió muy delicadamente imitando un apretón de manos.

— Soy Azhi Dahaka; dime Azhi. — respondieron al unísono las tres cabezas.

— ¿Dónde estamos? — pregunta Mime.

— Deberías de saberlo. — contesto cansado el viejo Dragón.

Mime movió sus ojos para ver a su alrededor. A la distancia podía ver un círculo de árboles blancos sin hojas, lápidas de piedra de distintas formas tapadas levemente por la nieve, el agua del lago, que, a su parecer, formaba una media luna.

— No lo sé, estoy perdido o eso creo. — respondió Mime.

— Ya veo. — dijo Azhi, mientras su cabeza izquierda rascaba su largo cuello central.

Nuevamente se quedaron en silencio observándose.

— Yo... recuerdo que tenía que hacer algo, algo importante. — se forzó en recordar Mime.

— ¿Salvar a tus amigos? — pregunta Azhi.

— ¡Si, eso era! — grita sorprendido Mime al recordar.

— ¿Ellos se merecen ese precio? — pregunta Azhi, mirando fijamente a Mime.

— ¿Eh? No entiendo que quieres decir. — dijo Mime al detener las presentaciones para su salto.