Milagro o maldición

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8 de septiembre del 19XX

1 semana ha pasado, Suyan se ha recuperado por completo, pero sus padres lo notan. Su mente está en otra parte. Ya no se la ve frente a la tele a mirar algún deporte, ya no practica sus movimientos, ni siquiera come como antes.

Es que Suyan, sigue pensando en ese día. ¿Fue real?

Al día siguiente de lo que sucedió, fue de nuevo, pero no estaba la cueva. Pensó que, si comentaba lo que sucedió con alguien, y sin pruebas solo la tildarían de loca. Así que calló. Y así fueron pasando los días, hasta que llegó el momento de sembrar. Papa, habas, trigo. entre otros.

(Al día siguiente de esto, 13 de septiembre.)

-Suyan.... Suyan.... SUYAN! - Un grito la despertó, era su padre.

- ¡Suyan despierta! ¡Mamita linda un milagro ha pasado!

- ¿Que sucede? - dijo Suyan poniendo su mano cerca a los ojos por el brillo del sol...

"¿Brillo del sol? ¿Qué?, nosotros nos levantamos a las 4 o 5 am, el Sol no debería estar aún... al menos..." Todo esto pensaba mientras su padre la jaloneaba de la mano para llevarla afuera de la casa.

Una escena extraña, todas las personas del pueblo corriendo y regresando de las chacras, lo que habían sembrado el día de ayer ya había madurado, listo para cosechar. Y no solo eso, toda la chacra estaba llena de todo tipo de frutos, menestras y cereales que ni habían plantado. Todos estaban recolectando, todos estaban corriendo, todos estaban emocionados, El brillo del sol no era normal, era un naranja otoñizo, hermoso pero curioso.

Los padres de Suyan, la apresuraron a que recolecte de todo, que debían abastecerse de cuanto pudieran. Suyan seguía confundida, Veía a su vecina, unos corriendo por meter cuanto pudieran a sus casas recolectando y regresando, otros a ras del suelo inclinados orando, otros bailando. "¿Un sueño?"—Se preguntó.

Preguntó por la hora a su padre y este le dijo que eran la 4:30 am. Luego ya no hubo más conversación solo empezaron a recolectar, ella siguió haciéndolo como le mandaban, entre eso le dio curiosidad de mirar al cielo ya que el brillo era demasiado, entrecerró los ojos para ver. y quedó sorprendida algo asustada. Se paralizó, no podía creer lo que veía.

No había sol, el brillo venía del cielo sí, pero era solo alrededor de su pueblo, todo lo demás clásicas nubes, como si solo esto pasara acá. Trato de no asustarse más... Pero su mente no podía procesarlo todo. Simplemente estaba aterrada. Se sintió tan vulnerable ante algo incomprensible.

Una mano le toco el hombro, era el Pastor de la iglesia, "No temas, hijita". Suyan solo lo abrazó muy fuerte, temblaba, es natural.

Lo que presenciaba desafiaba la lógica..., desafiaba la religión..., y antes siquiera de seguir pensando en todo esto. Escuchó el grito de su madre.

Miedo, vulnerabilidad Todos esos sentiemientos se fueron. Buscó con la mirada ignorando cualquier otra cosa, "MI MADRE". Era lo único que tenía en su mente.

La vio, jaloneándose con un tipo, no pensó, su cuerpo corrió tan rápido que antes que ella misma se diera cuenta, ya había lanzado un puñete y derribado al agresor.

"Ratero, Ratero" — Gritó su madre, Suyan recogió del suelo a su madre, empezó a examinarla en busca de lesiones. Las manos de su madre tenían sangre, el agresor la había jaloneado con las uñas, y le había cortado un poco la piel de los dedos.

Ira, una mirada fuerte de rabia, mirando al hombre que estaba tendido en el suelo noqueado completamente.

Entonces escuchó los gritos, Ya no eran uno solo, voltea la mirada y ve conflicto. Todos estaban peleándose.

Su madre le dijo "Mira Suyan en las colinas".

Suyan ve a las colinas por donde usualmente se lleva a pastar al ganado y que también son caminos a los pueblos vecinos. Y lo nota. Muchas personas, estaban corriendo directamente al pueblo, no.... no a ellos, a las chacras, gente de otros pueblos, desconocidos, gente que ella nunca había visto, estaban llegando como aves de rapiña, como hienas. Querían robar, tomar algo de esta  "intervención divina". Los gritos de pelea se hacían más fuertes. Por donde miraba había gente peleando a palos o puños, mientras otros llamaban a la calma, saqueos, y violencia por doquier, todo era un caos.

Suyan voltea la mirada en busca de su padre y lo ve siendo pateado en el suelo por dos hombres, el mismo sentimiento de ira y protección la hace ir en su ayuda. Pero en medio del camino una piedra cae en su nuca, ella cae, su vista se hace borrosa, su cuerpo pesado, ella lo entiende. "Perderé el conocimiento", con los pocos segundos de conciencia que le quedan mira entre parpados la imagen de su padre siendo pateado en el suelo, para luego cerrar los ojos, y en medio de esa oscuridad donde la mente humana se pierde.

SuyanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora