ஜ̈Love Me;; Hyunmin

Volar

;;

Seungmin tomo fuerte la mano de su madre mientras entraban por tercera vez en la semana al hospital. Aquel lugar se había convertido nuevamente en su infierno.

Recordó cuando era un solo niño, él decía que el hospital era como la cueva de un gran monstruo que siempre quería tener su corazón y la única manera de protegerse era quedándose postrado en una cama por horas hasta que la quimioterapia acabará. Podía decir que le causaba más miedo entrar a ese hospital que ir a la escuela. Ambas cosas le daban miedo, aunque la escuela ya la había terminado hace años, ese lugar siempre le traía malos recuerdos.

—Hoy tan solo te harán algunos estudios. El sábado empezarán con la quimioterapia, todo estará bien ¿Sí?— dijo Herin mientras entraban al consultorio juntos, su madre tomaba su brazo dándole pequeñas caricias.

—Mamá, sabes lo que dijo el doctor. Las probabilidades son de un veinte porciento— Seungmin bajo la mirada.

Herin se sentó junto a su hijo en unas de las sillas del frío consultorio— Todo saldrá bien. Tú no te tienes que preocuparte por nada, tan solo tienes que ser fuerte.

El cáncer es una enfermedad donde te hacías fiel a la esperanza, fiel al positivismo. Sin embargo, Seungmin seguía soñando con una esperanza desde hace años, cada una tuvo sus resultados tres veces, pero como todo buen sueño, tenía que despertar y lo hizo tres veces cuando el cáncer volvió aún más fuerte. Su esperanza se estaba disolviendo en sus manos.

Seungmin seguía soñando con un futuro, una larga y saludable vida junto con la persona que amaba y era un tonto, Hyunjin ya no lo amaba como antes ¿Y por qué seguir dependiendo de un amor que no daba frutos? No lo sabía, nunca lo sabía y eso lo convertía en una persona cada vez más tonta por tener una esperanza inexistente.

La mariposa azul estaba en sus manos y si decidió dejarla volar para que tenga una buena vida, él tenía que hacer lo mismo con su vida; dejarla volar y no esperar que el futuro caiga bajo la sombra del cáncer o hasta la fatídica muerte que tanto añoraba hace algunas semanas y que por algunos momentos pedía insistentemente cuando imaginaba su cuerpo nuevamente sumido entre miles de cables y su cabello perdido por la falta de fuerzas.

Hyunjin, ¿qué has hecho para que no pueda volar en paz? Me has quitado la fuerza que tenía para poder salir de ella.

El doctor Choi entro con dos enfermeras a su costado, Seungmin vio momentáneamente a su madre y sabía que no era el único perdido en la desilusión. Ella pasaba todo el día en aquel hospital viendo a la persona que le salvó la vida a su hijo, era claro que veía al doctor Choi Taejoon como un héroe y podía asegurar que lo veía como algo más.

—Doctor Choi —su madre se paró del asiento cuando el doctor se poso al frente de ellos. Seungmin se paró e inmediatamente hizo una leve reverencia.

—Hoy tocan los últimos análisis para poder pasar a la quimioterapia, ¿estoy en lo correcto?— el doctor sonrió hacia ellos. Las enfermeras a su costado asintieron viendo los folios en sus manos.

Su madre era linda y no aparentaba para nada pasar los cuarenta años de edad. Ella no pudo disfrutar su vida, tuvo que escapar a los veinte años de edad con niño consumido por su enfermedad después que el hombre que prometió amarla se fuera. Herin nunca disfrutó, y las únicas sonrisas eran para su hijo que sufría de dolor, mientras que cuando su hijo dormía lloraba en los brazos de su hermana que la albergo en Seúl sin cobrarle absolutamente nada.

Tiempo después, cuando conoció al joven doctor Taejoon que admitió a Seungmin en el programa gratuito para tratar su enfermedad, su madre vio al doctor como un héroe, una persona excepcional. Seungmin no la juzgaba, no tenía el derecho, su madre era una jovencita con el corazón roto y con un niño enfermo en brazos, y la persona que prometió ayudarla la enamoró sin siquiera planearlo.