Capítulo 5

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Miriam

Llamaron a mi puerta cuando ya estaba dándome los últimos retoques del outfit que iba a llevar a la fiesta.

Giré mi cabeza y sonreí al ver a Mai mirándome detenidamente y sonriendo.

-¡Qué guapa estás, Miri! - dijo acercándose a mí y dándome un beso en la mejilla.

Me volví a mirar en el espejo para verme. Me había decantado por un top negro y unos pantalones rojos ajustados. Además había decidido echarme una espuma que me moldeara mejor los rizos.

-¿Qué quieres, ligarte a tu jefa?

Abrí los ojos cuando Mai dijo aquello y la miré sorprendida.

-¿Pero qué dices, Mai?

Se empezó a reír y puso su mano en mi hombro mientras negaba con la cabeza.

-Nada, nada. Cosas mías. Aunque en realidad haríais una parejaza, eh. Las dos con ese carácter y ese poder que trasmitis. Buah, fantasía máxima.

-Anda, Mai, no empieces con tus tonterías y ve a ver si Anaju ha terminado para poder irnos. - dije dándole la vuelta para que no viera lo sonrojada que estaba por su comentario e iba empujando de sus hombros para sacarle de mi habitación.

Anaju no tardó en salir de su habitación y coger las llaves de su coche para llevarnos. Íbamos en coche porque Anaju nunca bebía alcohol, así luego alguien nos podría llevar a casa sanas y salvas.

Cuando llegamos a la puerta de la discoteca donde íbamos a pasar la noche, sonreí al ver a Raoul y a Agoney esperándonos. Me alegré de que al final el rubio se hubiera animado a venir.

-¡Pero qué pivones tenemos aquí! - sonrió Agoney paseando su mirada por nuestros cuerpos y después acercándose a abrazarnos a las tres.

Raoul se acercó a nosotras con una sonrisa tímida y nos saludó también con un tierno abrazo.

-¡Pero mira a la gallega! - dijo Agoney poniendo su brazo alrededor de mi cintura y mirándome de arriba a abajo descaradamente. - Si no fuera porque me gustan los hombres, te juro que te llevaba a cualquier baño ahora mismo. - rodé los ojos mientras reía. - Qué suerte tiene la jefa, ella sí que va a poder hacerte cualquier cosa cuando quiera.

-¡Agoney! - dije abriendo los ojos y sonrojándome. - ¡No digas tonterías! Ana no me puede hacer nada porque yo se lo voy a impedir.

-Es tu jefa, tendrás que cumplir cada una de sus órdenes. - sonrió divertido. Rodé los ojos, mostrándole mi desaprobación. Entonces echó a reír. - Anda, Miri, no te enfades, que es una broma.

Se agarró a mi brazo y me dio un sonoro beso en la mejilla, lo que hizo arrancarme una sonrisa. Entonces decidimos entrar los cincos al recinto.

Había muchísima más gente de la que me esperaba y eso enseguida se notó con el calor que hacía allí dentro. Había hecho bien en ir un poco más ligerita de ropa.

Nos dirigimos hacia la barra para tomar algo antes de empezar a bailar. Estuvimos gastándonos un par de bromas y riéndonos sin parar.

Estaba muy feliz de que mis dos mejores amigas hubieran hecho tan buenas migas con mis dos mejores amigos en la oficina.

-Venga, vamos a hablar de algo serio y que a todos os va a molar hablar del tema. - dijo Agoney tratando de hacerse el serio, aunque una sonrisa de lado apareció en su boca.

-Agoney, nada serio puede ser viniendo de ti. - le piqué.

-Pues este sí, y este tema te va a gustar a ti especialmente. - le miré con una ceja levantada. - ¿Qué pensáis de la relación que hay entre Miriam y Ana? Supongo que Miriam os habrá hablado de ella, porque en la oficina no le quita el ojo de encima. Y además que yo, sinceramente, no me sorprendería si me dicen algún día que se han liado entre ellas.

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