Capítulo 20

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Miriam

Tras comer con Aitana pasé por mi casa a coger la ropa que iba a poner esta noche para cenar con Ana y Mimi y me fui con la canaria a su casa, para prepararnos juntas. El ambiente estaba enrarecido, siendo sincera, a mi no me apetecía una mierda cenar con Mimi y a Ana parecía darle igual. 

Yo ya había acabado y me retocaba el pelo mientras Ana acababa de vestirse.

- Miriam, cambia esa cara porfa. - Ana se acercó y dejó un beso en mi mejilla. 

- Es que no lo entiendo, Ana. ¿Por qué me tengo que enterar 6 horas antes de que has organizado una cita a tres? ¿Ahora te van los tríos? 

- Eh, relaja, guapa. A mí con ese tonito no me hables. Y deja de decir gilipolleces. Mimi y yo éramos amigas mucho antes de ser nada más. Es una persona muy importante para mí, al nivel de Aitana y Ricky, así que no me montes ninguna escenita de celos. 

Ana se fue al baño a maquillarse y yo me senté en el sofá a revisar mi móvil. A los quince minutos salió del baño y no pude evitar quedarme embobada mirándola. Me acerqué por detrás y la agarre de las caderas, quedando su espalda completamente pegada a mi pecho.

- ¿Me perdonas? - Aparté su pelo a un lado y le besé el cuello. Ella se giró quedando frente a frente y puso sus manos en mi cuello

- ¿Me perdonas tú a mi por no haberte avisado antes? 

- Claro, canaria. - La pegué más a mí y la besé. 

- Venga.- Se separó.- Que vamos a llegar tarde.

- Si no tardaras tanto en arreglarte. - Rodé los ojos mientras Ana cerraba la puerta y guardaba las llaves en el bolso para meternos en el ascensor. 

Habíamos decidido, bueno, Ana había decidido que iríamos en taxi, aunque yo quería llevar el coche ya que no tenía pensado beber ni una gota de alcohol. 

Cuando llegamos al restaurante Mimi ya nos estaba esperando en una mesa un poco apartada del resto, supongo que al ser ambas conocidas, en parte por mi culpa, no querrían que mucha gente las viera. 

- ¡Mimi! - Ana le dio un abrazó. - ¡Qué guapa estás!

- Ni la mitad que tú, banana. - Mimi se giró hacia mí. - Hola, Miriam - Me dio dos besos. - ¿Qué tal?

- Bien, ¿tú? - Vi como Ana de reojo no nos quitaba ojo.

- Bien, ¿nos sentamos?

Aquella mesa era un cuadro. Yo estaba enfrente de Mimi y Ana a mi izquierda y a la derecha de Mimi. Parecía el árbitro del partido. Igual sí que había sido buena idea eso de venir en taxi, iba a necesitar una o dos copa de vino para pasar las próximas horas.

🌛🌛🌛🌛

Ana

Antes de que el camarero viniera a traernos las cartas y tomarnos nota a Mimi le sonó el móvil, su mánager la había llamado y tuvo que atender la llamada. Miriam aprovechó para acercarse a mí

- Deja de mover tanto las manos, canaria. ¿Qué pasa? ¿Estás nerviosa? - Alzó una ceja mientras me miraba con superioridad.

¿Qué hacemos? | Wariam Donde viven las historias. Descúbrelo ahora