I. Revolución ━ Finnick Odair

• • • 『 C A P I T U L O 8 』 • • •

LE SONRÍO A JOHANNA ANTES DE ALEJARME DE SU LADO CUANDO COMIENZA A hablar sobre mi relación con Finnick y el extraño moretón morado en mi cuello que casualmente ayer en la tarde no tenía. Claro, ella diría cualquier cosa que pudiese avergonzarme o darle la razón respecto a lo mío con el chico de ojos claros. Lo ha admitido un par de veces diciendo que le gustaría ver a sus mejores amigos juntos, aunque, por supuesto, ninguno le ha hecho caso y seguimos con nuestras bromas que ya no son internas, porque todos los tributos de este año nos han visto en juegos anteriores tonteando entre nosotros y saben que algo sucede, pero nadie le ha puesto un nombre. Lo cual ahora se dificulta, porque Finnick aparece en los peores momentos para alejar a Chaff, Gloss, Blight e incluso Johanna cuando parece coquetear conmigo, lo que les da más indicios a los demás de que tenemos algo que en realidad no.

Lanzo un cuchillo recibiendo ovación de Seeder y Johanna, lo que me hace reír al ver el escándalo que hacen por haber dado en el centro, aunque siempre le doy. Veo a Peeta acercarse a Johanna y esta lo recibe bastante bien, lo que me hace preguntar por Katniss y comienzo a buscarla con la mirada, intentando disimular, encontrando a Finnick colgándose para divertir a la chica, quien huye de él a otro puesto, dejándole con una mueca que borra al ver que me rio de su pobre intento de conseguir ganarse su atención. Él me hace una seña, una que casi podría pasar desapercibida si no lo conociera, y me indica que le ayude con Katniss, sabiendo que teníamos que estar en el mismo equipo le gustara o no, así que me acerco a él y le saco la soga del cuello con lentitud.

— Eres pésimo consiguiendo aprobación de una chica difícil — Me burlo —. Mejor ve como una profesional lo consigue.

— No es fácil de impresionar.

— Quizás porque no le interesan tus atributos, ni belleza. Debe considerarte como un adefesio psicológico — Sonrío —. Piensa que tu cerebro está tan vacío como todos los juguetes del Capitolio, que eres tan superficial que sólo sirves como niño bonito, lo que, en realidad, no está tan lejos de ser verdad.

— ¿Perdón?

— Perdonado, cariño mío, no todos tienen cerebro y belleza como yo — Me encojo de hombros, revisando las cuerdas frente a mí y le escucho reír.

— Eres demasiado egocéntrica, Dulzura.

— No soy egocéntrica, Odair — Aclaro.

— Si no me equivoco, en los últimos Juegos, dijiste que la definición de perfección eras tú.

— Pero eso no es egocentrismo, Finnick, es la verdad — sonrío y guiño un ojo en su dirección.

— Por supuesto, Dulzura, tienes toda la razón en eso. Eres perfecta.

— No te la vas a ganar, Finnick — miro disimuladamente a la Chica en Llamas, quien camina en dirección a Wiress y Beetee —, a menos que hagas un acto desinteresado que le muestre que no eres como los demás aquí y no tenemos tiempo. Deja que yo me encargue de ser su aliada, porque tú no estás siendo de ayuda.

— Si no quisiera besarte tanto como lo hago, créeme que ya te habría atravesado el tridente — Me advierte con diversión —. Voy con Mags, tú encárgate.

Lo veo ir al puesto de arquería, a pesar de que es pésimo en esa área, junto a Mags, y veo también a Johanna desnuda en el puesto de combate. No puedo evitar reír al ver aquello, pero no la observo mucho. Me dirijo con Beetee y Wiress, llamando la atención de Katniss Everdeen, quien intenta irse al verme, pero la detengo con una mano y la sonrisa más amable que puedo, uniéndome a su conversación sobre el distrito 12.