LA SONRISA SE ENSANCHA AL OÍR LAS RISAS DE LOS DEMÁS PRESENTES acerca de los distritos más pobres, aunque no estaba de acuerdo y quería encararlos a todos. No podía poner en riesgo la vida de las personas que me importaban, no más del riesgo que ya corren. Mi brazo está enlazado al de otro de los tantos invitados de la fiesta del presidente Snow, en el que estoy obligada a estar presente y rodearme de las personas más influyentes, para encontrar un cliente que el presidente quiera que tenga. Las vacías conversaciones que mantienen y las falsas sonrisas me hacen sentir revoltijos en mi estómago, sin embargo, lo cubro con mis sonrisas y asentimientos.
Camino entre las personas con mi acompañante del momento, nos dirigimos a la gran mesa de aperitivos, pero me niego a probar más bocados. No había dormido nada y el cansancio junto al alcohol, no era buena mezcla, no aquí. Sin contar con una pequeña decepción. Darle más vueltas al asunto era peor, porque no tenía derecho a reclamar nada ni a sentir decepción por lo que Finnick me había confesado. Llevaba años protegiendo a Annie Cresta, una vencedora de los Juegos del Hambre que terminó mentalmente desorientada, por no decir loca; era hermosa y tenía un gran corazón, que le pertenecía a Finnick. Al menos así lo veíamos Johanna y yo.
— Señorita Ravenscroft — miro a mi acompañante —, ¿se encuentra bien? No ha dicho palabra alguna desde hace mucho.
— Sí, perfectamente. Estoy memorizando la decoración del lugar — aseguro —. Es precioso. Me encanta la mansión presidencial, tiene aquel toque de glamur maravilloso.
— Sí, aunque es poco para lo que vimos en la gira de la Victoria de los vencedores del distrito 12 — sonríe —. Eso fue asombroso, ¿por qué no estuvo aquí?
— Oh. Tenía planes.
— Lo único que hacía falta era una Sirena, porque lo demás estaba fantástico.
— Por supuesto — me separo lentamente —. Necesito un momento, vuelvo enseguida.
Me alejo lo más rápido que puedo de su lado y camino entre las personas, impidiendo que me toquen y que me detengan. El pecho se me oprime y comienzo a ver borroso mediante doy pasos torpes, agigantados y apresurados. Los ojos se me llenan de lágrimas y siento la falta de aire, a pesar de estar en un ambiente libre, pero es el encierro de estar en el Capitolio, de estar cerca del Presidente Snow. Bajo las escaleras tomando el vestido con mis manos y prácticamente corriendo de los invitados, pero tenía que alejarme pronto.
Una vez que llego al final de las escaleras, me permito entrar en el jardín y esconderme entre los árboles que están cerca del sendero. Me apoyo en el tronco de un árbol con las dos manos y miro al suelo intentando recuperar el aire que me quita la opresión dentro de mí. La respiración es corta y rápida, así que cierro los ojos intentando concentrarme y encontrar la voz de Kenneth en mis pensamientos, pidiéndome que me tranquilice, que respire con calma, que inhale y exhale pausadamente. Sentía mis palpitaciones ir más rápido y la sensación de sudor se abría paso, pero no era más que mi idea. El cuerpo comenzaba a temblarme de a poco y los escalofríos me recorrían mediante mi respiración se intentaba regularizar.
— No ahora... no ahora — murmuro como súplica.
Me apoyo contra el tronco del árbol y cierro los ojos, intentando tranquilizarme por mi propia cuenta. No solían ocurrirme estas cosas a menudo, pero cuando pasaba, estaba Kenneth a mi lado para calmar mis emociones y asegurarme que yo estaba bien, que nada malo me iba a ocurrir y que no me iba a morir por una crisis, al menos, eso creíamos. Comenzaron a aparecer después de Juegos, aunque aumentaron cuando mi familia murió y después de ver año tras año a los tributos en las arenas. La mayoría contaba con pesadillas, pero yo le sumaba las crisis de pánico y cada día era más difícil calmarlas. Mucho más cuando Kenneth no estaba a mi lado.
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I. Revolución ━ Finnick Odair
FanfictionEn los 74° Juegos del Hambre todo cambió. Los tributos del distrito 12 usaron las Jaulas de Noche a su favor. Aquel acto, que para ellos fue una forma de mantenerse con el otro, para el resto de Panem se interpretó como un acto de rebelión en contra...