Capítulo 20: Frenesí.

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Capítulo 20.

Frenesí.

"Exaltación violenta del ánimo, especialmente de una pasión."

A la mañana siguiente, Hailey estaba afuera esperando a que llegara Adler.

Ayer había estado extraño. Realmente nunca lo había visto tan inquieto, pero podía ser que tuviera alguna cosa con Lanesse. Decidió que no iba a pensar en ello; en ese momento tenía algo más importante en mente: definir que quería de Kai.

Llevaba tan poco tiempo conociéndolo, pero parecía que sus labios últimamente se entendían muy bien. Y eso, ¿dónde los dejaba? Hailey no quería una relación en este momento, aún no estaba lista para saltar a esa parte.

Y tampoco creía que Kai quisiera tener una relación con ella. Es decir, ¡A penas y se conocían! Ni siquiera le gustaba de esa manera. ¿Era guapo? Sí.  Pero era lo único que había ahí. Hailey realmente comenzaba a sentir estrés por no saber definir el caos que en ese momento sentía.

—¿En qué te metiste? —se dijo.

Escuchó el pitido del auto de Adler y corrió; esa mañana se había vestido con una falda blanca con flores lavanda y hojas verdes; se había puesto una blusa del mismo color de las flores con manga media y sus tenis blancos. Estaban a principios de septiembre y el calor cada vez iba bajando más.

—Buenos días —se había recogido el cabello en una coleta baja.

—Hola —le sonrió. Aún seguía gustándole, pero Hailey sabía que no podía ir más allá que una sola atracción. Nunca podría meterse en una relación.

—Te traje un sándwich de mantequilla de maní y mermelada —lo sacó de su mochila y lo metió en la de él.

—Gracias, pecosa —el camino continuó en silencio.

En clase se sentía distraída; intentaba con todas sus fuerzas prestar atención, pero se le hacía imposible. Su mente estaba en una sola persona: Kai.

Necesitaba hablar con él. Tenía que aclarar un par de cosas.

—Pecosa —volteó a ver a Adler quien había dicho su nombre en susurros—. Deberías de prestar atención.

—Estoy prestando atención —él iba replicar pero un estruendo los asustó. Hailey volteó a ver de dónde había salido el sonido y miró a Asha que se encontraba tirada sobre el suelo. Todos se quedaron pasmados; el primero en reaccionar fue Adler, que se puso de pie y corrió para ver cómo estaba.

Hailey fue tras de él.

—¡Llévenla a la enfermería!

Adler la cargó en sus brazos y la pecosa los siguió. Estaba preocupada por su compañera. Llegaron a la enfermería, donde recostaron a Asha en una de las camillas y la enfermera la atendió rápidamente.

—¿Ella está bien? —Preguntó Hailey. No se dio cuenta que estaba temblando hasta que el brazo de Adler la rodeó por los hombros.

—Tranquilízate, pecosa.

La enfermera le puso alcohol en la nariz y le ayudó a volver en sí. Con cuidado la enderezó.

—Niña, ¿estás bien?

—Sí... —la enfermera le hizo algunas preguntas. Hailey notó que la chica estaba muy delgada, incluso podía ver como se le marcaban los huesos.

—Ten, toma esto —miró a los chicos—. Regresen a su clase, irá en un momento.

Salieron para dirigirse al salón.

Se preguntó que le pasaba. Todo en ella tenía en letras grandes la palabra ayuda.

—¿Qué tienes, pecosa?

Se detuvieron antes de llegar al salón. Hailey seguía preocupada por Asha.

—Nada, solo que ella me preocupa...

—Lo sé —le dio una caricia sobre su cabeza que le aceleró el corazón. Pero debía dejar de emocionarse cada vez que Adler hiciera algo así. Eran solo amigos y eso serían simplemente: amigos—. Ella estará bien, no te preocupes.

Asintió y regresaron a la clase. El ciclo escolar pasó y Asha no regresó. Sus cosas se las había llevado la enfermera. Al terminar, caminaron juntos en silencio.

—Oye, pecosa...

—¿Mmm? —Miró a Adler. Sus ojos oscuros tomaron un color café ante la luz del sol.

Iba a decir algo, pero el grito de una mujer lo detuvo. Hailey volteó para saber quien era la portadora del grito.

Lanesse venía corriendo hacia su novio. Vestía un vestido rosa pálido que le quedaba ceñido a su fabulosa figura; su cabello rubio caía sobre sus hombros y se agitó cuando por fin se aventó a los brazos de Adler.

Ver eso fue como si le clavaran un puñal en su corazón. Ver al chico que le gustaba con la chica que le gustaba a él era un golpe horrible.

No puedo dejar que me guste más, se dijo.

—Amor, que bueno que te encuentro aquí —sus ojos verdes enfocaron a Hailey—. Oh, hola Hailey.

—Hola —le sonrió. La incomodidad se había apoderado de ella.

—¿Qué haces aquí? —Adler habló con suavidad.

—Estaba en mi facultad esperando la clase pero el maestro no llegó, así que vine a verte.

—Me tengo que ir —Hailey los interrumpió. Adler la miró.

—Está bien —había algo extraño en su mirada.

—Nos vemos —les dio una sonrisa—. Gusto en verte, Lanesse.

Se dio la vuelta y se marchó.

▬▬▬

Eran las dos de la mañana cuando las pesadillas la despertaron.

Sintió su cuero sudoroso. Su respiración estaba agitada y su corazón latía desbocado.

Aún podía sentir sus manos sobre ella. Lloró sin parar.

Sentía que se ahogaba, sumergida en un mar profundo, completamente oscuro. Sabía que nunca iba a superar lo que le había pasado a su familia. La rabia y la tristeza estaba presente y nunca se iría de ella.

Y aunque sus lámparas estaban encendidas, Hailey se sentía a oscuras.

Tomó su celular y marcó al número que sabía que nunca responderían, pero necesitaba hacerlo. Necesitaba una vez más escuchar su voz.

—... Hola, estás llamando al teléfono de Molly Campbell, en estos momentos no puedo atenderte, déjame tu nombre y yo —escuchó una risa de fondo—. Cariño, no hagas eso —la voz de su padre le partió su corazón cuando respondió a su madre—... deja tu nombre y yo te regreso la llamada, adiós.

Escuchó el sonido para que dejara su mensaje.

—Mamá...

Se rompió. Colgó el celular sin poder emitir palabra alguna. Y lloró sin parar.

Lloró hasta que no le quedaron más fuerzas y la inconsciencia le llegó.

Holaaa, ¿cómo están? Espero que estén bien a pesar de los tiempos en que nos encontramos. Les tengo una mala noticia: mi laptop se descompuso. Y no tiene arreglo.

Así que por ahora estaré actualizado desde el celular, así que les pido paciencia, intentaré estar actualizando constantemente y más cuando las cosas se están poniendo buenas.

Nos leemos pronto, xx.

Hailey, ¿Podrás salvarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora