Capítulo 14: Ambedo.

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Capítulo 14.

Ambedo.

"Trance melancólico en el que una persona se vuelve completamente absorto en vivos detalles sensoriales gotas de lluvia deslizándose por una ventana, árboles inclinados por el viento lo que conduce a una conciencia sobre la inquietante fragilidad de la vida".

A Hailey le gustaba pensar que ella era valiente. Es decir, después de todo lo que le había pasado, ¿Quién sería capaz de seguir viviendo?

Así que, aunque lo de Adler no era una pregunta, ella decidió responderle.

Lo pensó. Podía negarse e irse a su casa, donde su abuela la regañaría por haber salido tan abruptamente del consultorio de Kai sin decirle a dónde iba. Solo le dijo que la miraba en casa.

Pero, ¿a qué se refería Adler cuando dijo que se quedara con él? ¿Quedarse cinco minutos, media hora o toda la tarde? Quizás se refería a toda una vida, pensó. ¡Ja! Obviamente él no se refería a lo último que ella había pensado. Tiene novia, se recordó.

Y a pesar de su confusión, le respondió con una única palabra que podía cambiarlo todo, aunque una parte de ella estaba asustada por lo que implicaría su declaración. Le dijo lo único que en ese momento deseaba.

—Sí.

Él le vio, con esos ojos oscuros que parecían pozos. Muy dentro de ella, sabía que estaba lista para hundirse en ellos.

—Gracias —pudo ver la sinceridad en sus palabras. Ella sonrió y estiró su mano para tocarlo. Quiso reconfortarlo de lo que sea que él estaba pasando.

—Todo estará bien —le murmuró en voz baja. Por una vez deseó que esas palabras tuvieran la magia de ser ciertas.

—Te creeré.

—¿Por qué? —Su voz sonó llena de confusión, es decir, ni ella misma lo creía cuando se lo repetía en el espejo.

—Eres la primera persona que me lo dice con sinceridad, pecosa.

Ambos se sonrieron.

—¿Quieres ir a algún lugar en particular?

—No —aún tenía su mano sobre la de él y vio cómo Adler acariciaba con curiosidad su anillo.

—Es muy bonito.

Ella se quedó en silencio, con un profundo dolor en su garganta.

—Gracias —dijo al fin—. Era... era de mi madre.

No dijo nada y ella se lo agradeció.

—¿Ya comiste?

—No realmente.

Sonrió. —Entonces sé a dónde iremos.

▬▬▬

De todos los lugares a los que pudieron ir, Hailey no esperaba ese. Es decir, cuando Adler le propuso comer sushi, supuso que irían a uno de esos lugares típicos, donde te sentaban alrededor de la barra y veías cómo preparaban tu pedido.

Definitivamente no era lo que tenía en mente.

—¿Te gusta el lugar?

Asintió y miró a su alrededor sin podérselo creer. El lugar era de dos pisos: en el inferior estaba la barra alrededor de la estufa y con algunas mesas repartidas. Le agradó el lugar, pero cuando el tatuado la dirigió al segundo piso, le encantó.

Hailey, ¿Podrás salvarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora