Capítulo 22: Metanoia.

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Capítulo 22.

Metanoia.

"(Griego) viaje que cambia la forma de pensar o de sentir la vida o la forma de ser de uno".

—¡Señorita! —Hailey abrió los ojos y tomó una bocanada de aire. Sus ojos se adaptaron; el cielo estaba sobre ella y miró a una señora que mantenía su rostro inclinado hacia el de ella—. ¡Gracias a Dios! ¿Estás bien?

Su mente recordó todo lo que había pasado.

—¿Qué pasó? —Se levantó del suelo y miró que había algunas personas a su alrededor.

—Caíste inconsciente en esta calle —le respondió la señora—. Estábamos a punto de llamar a una ambulancia cuando despertaste.

—Oh —aún sentí como su cabeza le daba vueltas. Le dio una sonrisa temblorosa—. No es necesario, estoy bien.

—Deberías comer más —le regañó dándole una mirada reprobadora—. Estás muy delgada.

—Debí desmayarme por eso —le dio una sonrisa tensa. Esa señora no tenía ni idea.

—Llámale a alguien para que venga a recogerte, no puedes irte así.

Buscó su celular sin encontrarlo, iba a decir algo pero la señora se lo extendió. Tenía una raya en medio de la pantalla de haberse quebrado. Al menos no me lo robaron, pensó. Con dedos temblorosos lo desbloqueó.

¿A quien llamo? No quería decirles a sus abuelos; se darían cuenta que no había progresado en nada. Lynn estaba mal como para molestarla y a quien menos quería ver en ese momento era a Adler.

Un nombre apareció en un chat abierto de WhatsApp. Así que tomó la decisión de llamarle.

Kai respondió al segundo timbre.

—¿Hailey?

—Kai —su voz tembló—. Gracias por responderme.

—¿Qué pasó?

Iba a responderle cuando la señora le arrebató el celular y comenzó a explicarle dónde estaban y lo que había pasado.

Le agradeció, porque no tenía ánimos de hablar con nadie. Alguien le tendió una soda nueva para que recuperase energía y le agradeció.

Necesitaba ayuda, aunque le costara admitirlo. No podía permitir que los ataques le dieran cundo quisieran, porque la próxima vez podía ser en un lugar peor.

—Ya viene tu novio —no la contradijo, sino que tomó el celular y se puso de pie. Las personas se fueron yendo al ver que ya estaba bien. Se sentó en una de las bancas de la parada del autobús. Sintió su celular vibrar y miró que era una llamada de Adler; lo que menos quería en ese momento era hablar con él.

Pasaron quince minutos aproximadamente cuando miró el auto de Kai acercarse. Paró frente a ella y bajó.

—Dios mío —la señora que aún seguía a su lado soltó un jadeo—. Tu novio es maravilloso.

Se acercó a ella con paso rápido. Hailey se puso de pie para encontrarse con él, cuando sus brazos la rodearon. Su olor característico invadió sus fosas nasales.

—¿Estás bien? —Las manos del rubio tomaron su rostro y sus ojos la examinaron. Al ver la preocupación en su rostro Hailey quiso echarse a llorar.

—Sí —le dio un asentimiento y se inclinó a besarle la frente.

—Ooooh —ambos voltearon a ver a la señora—. Que bonita pareja hacen.

Hailey, ¿Podrás salvarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora