cap18.

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Quería volver a ese entonces, pero por más de que llorara eso no iba a volver así de fácil y lo sabía. Faltaban ya dos días para el fin de semana, pensaba pasarlo en su casa aunque no le agradaba ver a la vieja bruja de su madre, pero iba a ser lo mejor, a Kirishima lo llevarían a su propia casa para que pudiera pasar tiempo con su familia también y que todos estuvieran tranquilos de su estado de salud.

Era obvio que él no era el único afectado por lo sucedido, sus familiares también se encontraban mal y la habían pasado peor cuando se enteraron que casi muere... Pero él... Él la había pasado muchísimo peor al presenciarlo. Presenciar ese momento en que su corazón dejó de palpitar y esa máquina asquerosa comenzaba a chillar. Aún estaba asustado, tenía miedo de que algo peor le llegase a suceder sin que él esté cerca.

Él aún no estaba preparado para aceptar del todos sus sentimientos hacia aquel idiota de sonrisa alegre. Definitivamente no lo estaba, mucho menos para recibir un rechazo.

Se levantó con sus ojos cristalinos y los posó en una cajita pequeña que tenía sobre un estante de su escritorio, la abrió y se quedó dormido con el objeto que había dentro. Eso lo tranquilizaba y lo hacía sentir esperanzado.

Pasaron los dos días rápidamente. Kirishima iba a ser transportado a su hogar.
Estaba empacando algunas cosas que necesitaría para ese fin de semana.

-¡Hey! ¡Tiburón!- entró Denki sonriente a la habitación del pelirrojo. -¿Te vas a tu casa este finde?

-Oh... Sí, no sé si les avisaron a ustedes, es que mi familia pidió para verme, pero tuvieron que esperar hasta ahora.

-¿Te ayudo a guardar tus cosas, viejo?- preguntó sonriente mientras tomaba asiento en la cama. Estaba feliz de ver tan alegre a su amigo.

-No, gracias, ya guardé todo lo que necesitaría. Tengo la laptop, su cargador... Mis medicamentos, algunas cosas que me dio Recovery Girl... Aunque siento que algo falta...- dijo pensativo sentándose al lado de su amigo.

-¿El pendrive?- respondió algo dudoso.

-¡Cierto!, tienes razón, eso era lo que me faltaba.- se levantó apresurado y cayó de jeta al piso.

-Dejá que yo lo agarro y lo guardo...- soltó una carcajada. -Deberías intentar no moverte tan rápido, aún tienes que recuperarte de tu pierna...

Se intentó sentar en el suelo mientras reía. -Sí, no puedo moverme tan rápido como antes...- suspiró mirando el yeso. -No me agrada tener esta cosa en la pierna.- lo picaba con cuidado. Ya lo tenía cansado ese yeso, no lo dejaba hacer nada y cuando intentaba moverse ágilmente habían dos opciones, o quedaba en el suelo con la cara contra el suelo o alguien lo agarraba antes de que lo otro sucediese.

-Pero debes tenerlo, aún tienes tus huesos rotos y creo que cuando regreses te harán una revisión.- se encogió de hombros. Sabía lo tedioso que era llevar eso. Él se había quebrado un brazo por haber caído del techo luego de gritar que podía volar... Sí... No es muy inteligente.

Pasaron unos minutos más hablando sobre las lesiones que aún tenía en el cuerpo. A Kirishima no le gustaba todo esto, no podía usar su quirk, ya que podría hacerse más daño en sus zonas afectadas... Se lo había explicado Recovery, en varias ocasiones intentó activarlo y salió más lastimado. Esto sería una tortura, no podía hacer nada y se sentía completamente inútil, era como haber retrocedido en el tiempo cuando aún iba a primaria.

Uno de sus compañeros subió a la habitación del muchacho para avisarle que el automóvil ya estaba abajo esperándolo. Se despidió de su amigo y de los demás que se encontraban en las habitaciones. No había podido despedirse de Bakugou, pero tampoco sabía si estaba ahí, no lo había visto en todo el día. Eso era raro, pero lo dejó pasar, le hablaría por el móvil.

El recorrido a la casa del muchacho en auto era muchísimo más rápido que a pie o en bicicleta. Ya habían llegado al destino, se bajó con ayuda del chófer y tomó sus muletas, tenía algo de sueño, lo más seguro era que durmiera un rato.

-¡Eijiro!-, se escuchó una voz femenina desde la puerta. La niña salió corriendo a recibir a su hermano mayor con lágrimas en los ojos.

-Emiko...- la recibió con los brazos abiertos y la abrazó fuerte. -¿Cómo has estado, pequeña?

-Eijiro...- sollozaba en los brazos del chico. -¿Puedo curarte?, prometo hacerlo bien, he estado practicando...

-No, ahora estoy bien.- se levantó y miró a su madre que se encontraba caminando con rapidez a él.

-¿Cómo te encuentras, cariño?- preguntó la mujer tomándole de las mejillas y mirándolo con amor. Estaba muy preocupada, no había podido ver a su hijo desde el accidente y tenía miedo de que algo más le sucediera. Le agradeció al conductor de haberlo llevado hasta ahí y tomó la mochila del muchacho. -Vamos para adentro, Emiko te preparó algo que amarás...

-Gracias.- tomó con fuerza las dos muletas y con ayuda de la pequeña niña caminaron para el interior de la casa.

Se encontraban en la sala hablando sobre todo un poco. Ya habían pasado algunas horas y el chico se encontraba tan agusto con todo, había extrañado mucho a su hermana menor. Ella era la luz de su vida, al igual que su madre, agradecía el hecho de tenerlas como familia.

Ayudó como pudo a preparar la cena y mientras hablaban sonó la puerta. La pequeña Emiko se dirigió y abrió viendo a una mujer rubia.

-¡Hola, cariño!, ¿se encuentra tu madre?- le besó las mejillas con una intensidad que nadie más tenía.

La niña asintió y abrió más la puerta dejándola pasar.

-¡Mitsuki!- sonrió Saeko acercándose a la puerta. -Pasa, por favor, ya llegó Eijiro... Mi hijo.

La mujer entró saludando a la madre del chico y se le acercó sonriendo. -Con que tú eres Eijiro... Mi hijo me contó mucho de tí.

-¿Tu hijo?- le preguntó mirándola desconcertado, ella se le hacía parecido a alguien, pero no sabía muy bien a quién.

-¡Sí!, me contó que un chico de su clase, alguien importante para él, había caído hospitalizado.- vió cómo su amiga de pelo negro le traía una taza de té. La tomó y volvió a mirar al jóven. -Así que eres tú, un gusto conocerte, realmente escuché muchas cosas buenas de tí...

Saeko rió levemente tomando un pequeño sorbo de su té. -La conocí hace algunos meses, antes de tu accidente, ella me ayuda con los modelos para la ropa.

Kirishima las miraba, parecía que se llevaban demasiado bien y se alegró de que su madre por fin tuviera una amiga en la cual confiar y hablar.

-Ella fue un gran apoyo cuando sucedió tu accidente...- bajó la cabeza y Mitsuki le acarició suavemente el cabello. -Le debo mucho...

-¡Claro que no me debes nada!, con ser tu consuegra me bastaría.- ambas se miraron y rieron mientras el chico las miraba más que perdido, pero con la cara roja.

-¿El hijo de la señora Mitsuki no es tu novio?- preguntó su hermanita mientras se acercaba a su hermano mayor. -Mamá y Mitsuki han hablado de usted-...- Saeko la interrumpió. -¡Emiko!, dijiste que no le contarías nada a tu hermano.

La pequeña niña al darse cuenta se tapó la boca con ambas manos y los miró sorprendida. Creo... solamente creo que había metido un poco la pata.

-¡Me olvidé que vendrá una amiga!- dicho esto salió corriendo a su habitación avergonzada.

-Mamá... ¿De qué hablaba Emiko?- preguntó el joven pelirrojo algo curioso.

-Nada, nada.- rieron ambas mujeres tomando sus té y se miraron. -Nada importante.

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⏰ Última actualización: Jan 20, 2022 ⏰

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❝ Un amor explosivo ❞ ⌇⚣⌇                                             〖Kiribaku〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora