"Tragedia y lagrimas"

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Le entregaron un revólver a Santana, se paseó a nuestro alrededor, nos miraba con una sonrisa burlona que le llegaba de oreja a oreja, mis pulsaciones estaban disparadas, el nerviosismo comenzó a hacerme mella, el sudor y lágrimas limpiaban la sangre de mi rostro, por fin Santana se decidió por uno de nosotros:

Santana: — ¿ que ocurre ? Os veo pálidos, ya me decanté por el primero de vosotros, ¿ aquel soldado que ha traicionado a su gobierno para irse con un grupo de civiles ? ¿ si ? Esta bien no habléis lo tomaré como una afirmación —

Ricardo era el primero, su cara lo decía todo, ya llegó su momento:

Santana: — voy a ponerlo más divertido e igualitario, le daré un arma —

Dos soldados lo pusieron en pie, le quitaron las esposas y le dieron otro revólver, en ese momento apuntó a Santana, tenía un pulso débil le temblaban las manos:

Santana: — adelante dispárame si te atreves, ¿ quieres ser libre ? ¡ Hazlo !—

Ricardo entre tanta tensión dejó de apuntarle y se apuntó a sí mismo en la cabeza, apretó el gatillo con la poca fortuna de que este arma no escupió la bala:

Santana: — que ingenuo, ¿ creíste que te daría un arma para matarme enserio ? Encima optas por el suicido, rastrero cobarde, traicionando a los que te dieron comida, armas y protección, no hablo de ellos sino de nosotros el ejército que te dio todo para que no seas un caníbal de ambulante, así que llegó tu momento Pirelli —

Le propinó varios golpes en la cara, con la culata del revólver le endiñó por encima de la ceja causándole una brecha. Ricardo cayó al suelo sangrando por su rostro, Santana sacó su arma disparando a la cabeza del que una vez fue su soldado:

Santana: — ¡ esto es solo el comienzo ! ¿ No os pareció divertido ? A mi si, os veo muy callados, ¿ no queréis hablar ? —

La sangre de Ricardo salpicó hasta caer unas gotas en mi frente, Santana se pavoneaba de él burlándose de su forma de ser, de quien fue, Ricardo se alistó antes de que todo esto ocurriera, tras pasar la epidemia fue llevado a la brigada de Santana, ambos no tenían una relación fructífera, aprovechó este momento para matar sus ganas de acabar con el.

Se encendió otro puro mientras nos contemplaba, sentía mucho temor más bien es un miedo excesivo, Sam no dejaba  de llorar, Santana daba vueltas alrededor de nosotros sin aún tomar una decisión:

Santana: — huelo vuestro miedo, se me hace tan difícil esta decisión, la mujer valiente y los dos rebeldes —

Sam: — ¡ déjanos vivir por favor ! —

Santana se agachó agarrando su rostro acercándose a su oído:

Santana: — hazme caso es más difícil eso de lo que tú crees, ¡ tengo una gran idea ! El chico será quien lo decida, darle un arma —

En ese instante soltaron mis manos, lanzaron una pequeña pistola:

Santana: — ahora decide tu, pero ni se te ocurra atentar contra mi, o lo lamentaras —

Con arma en mano, apuntaba a Sam, no podía acabar con mi tía, ella me rogaba que no lo hiciera me pedía por favor que tirara el arma, realmente me era duro no iba disparar contra un ser querido, tiré el arma al suelo:

Génesis 1: el levantamiento de los no muertos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora