Capítulo 13.- "La dueña del Don."

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El frio daba anuncio de que diciembre había llegado, los resultados de la primera prueba se habían dado a conocer a los pocos días de que esta sucediera. Y los resultados no habían salido para nada favorable para ellos, pues habían quedado en último lugar.

Y lo peor para Amelia, era que ella había sacado la más baja calificación.

Era la última, y eso la hacía sentirse mal, cosa que nunca antes había pasado.

Los chicos dormían pacíficamente en sus camas, mientras que Amelia estaba enrollada de la cintura para abajo de su sabana, y no podía dejar de sudar, a pesar del frio que hacía.

En el sueño de Amelia, ella se encontraba en un lugar completamente oscuro, volteaba a su alrededor buscando algo, o alguien, pero nunca lo encontró.

Pudo ver, no muy lejos de ella, unos ojos, eran grandes, pero ella nunca pudo ver en dueño de estos ojos. Vio una sombra lanzarse muy cerca de ella, esa sombra era de la criatura dueña de esos ojos que ella había visto hace pocos segundos.

Un grito de dolor perforo sus oídos.

Y a una no tan corta distancia, pudo ver a alguien caminar, ese alguien llevaba una larga capucha negra, se giró hacia Amelia, y alzo su mano huesuda en forma de saludo.

Era ella.

La dueña de su Don.

Después la muerte siguió su camino, hasta donde se encontraba una persona brillante.

No era una persona, y mucho menos brillaba.

Era un alma.

El alma de un ser humano, la de una persona.

Después de que la muerte se acercará a esa alma, la muerte le tendió la mano, que gustosamente el alma aceptaba. Y desde ese momento, el alma emprendió una nueva aventura, una nueva experiencia.

Todo se empezó a ver más claro, ella se encontraba en el centro de reunión, a su izquierda se encontraba un cuerpo, era el de un hombre de unos veinte años aproximadamente, y llevaba consigo un uniforme. Y sin dudar supo que el cuerpo que se encontraba a no más de tres metros de distancia, era el de un guardia. Pudo apreciar que a ese guardia le habían enterrado las garras en el cuello, eran unas heridas profundas, que sin duda lo habían matado.

Vio a una sombra correr, era la de una persona, pero no la supo identificar, pero en cuestión de segundos esa persona se convirtió en un animal, que corrió sin más hacia el bosque, que quedaba al oeste del centro de reunión.

Algo, o más bien alguien la sacudía, escucho voces a su alrededor, y al abrir los ojos la luz, no le provocó ni la más mínima molestia a Amelia.

— ¡Muerte... guardia... pudin... reunión! - balbuceaba Amelia, mirando los ojos de la persona que tenía enfrente, la cual era Emma. — Pudin...- volvió a susurrar Amelia, mientras que se hacía bolita y lloraba.

— ¿Qué le pasa?- pregunto preocupado Matt, que se encontraba a la izquierda de Emma.

—la poción ya no le sirve.- informo el profesor en el marco de la puerta. —el don se ha descontrolado, ya no sanan las heridas, tiene visiones fuertes... más fuertes de lo normal.

—Haremos esto. - hablo Dan. —abuelo, busca como la podemos ayudar... Matt, ve a comprar pudin, y todo alimento que tenga chocolate, también helado, no sabemos qué tan fuerte es esta situación. Emma hazle uno de tus tés mágicos, y Alex, tu quédate con ella. -ordeno dan. —yo iré a reportar la posible muerte que vio.

Todos, menos Alex, salieron de la habitación, haciendo lo que les ordeno Dan.

—Tranquila.- la abrazo. —esto es temporal, sé que eres fuerte, y en algún momento encontraremos la solución para esto, y tu vida mejorara... y serás feliz, muy feliz.

#1.0 El Torneo de los Planetas. De la saga: El Don de la Muerte.® (En Proceso).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora