Elizaveta
Todo es tan confuso.
Abdías a veces me mira de una forma como si le importase y después me mira como si mi presencia le estorbara. Intente esperarlo para que comiéramos juntos, ya que nunca he comido sola, pero simplemente no se presento.
Así que decidí ir a acompañar a la cocinera y algunos empleados que comen en la cocina. Al entrar todos se sorprenden y bajan la cabeza, la cocinera se precipita a donde estoy.
- Señorita, ¿No le gusto lo que prepare? ¿Hay algo mal hecho? – pregunta con nerviosismo.
- No, tranquila. Aun no he probado bocado porque no suelo comer sola. Y me preguntaba ¿No les molestaría si como con ustedes?- le sonrío tratando de calmarla.
- Claro, puede sentarse con nosotros.- contesta sorprendida.
- Gracias.- me siento en una de las sillas desocupadas. Los noto nerviosos y callados.- pueden seguir hablando, estoy acostumbrada a estar rodeada de voces.
Tímidamente comienzan hablar se presentan y ahora no me siento en desventaja porque todos sabían mi nombre. La comida transcurrió en un ambiente ameno y distendido, al terminar busco a Wen. Y le pido llevarme a una de las habitaciones para descansar.
Soy llevada a una habitación espaciosa y acogedora, quedo absorta ante tanta belleza. Está decorada con colores verde limón y blanco, una pared verde limón engalana al entrar al lugar siendo el fondo de una cama tendida tan pulcramente con sabanas de seda con un verde más oscuro; y encima de esta pared se encuentran pintadas figuras de un lobo y una luna. Al lado derecho se encuentran unos ventanales que permiten que los rayos del sol penetren a la estancia aportando su brillo de matices que armonizan con los colores que se constatan en ella. Fuera de estos ventanales hay un balcón decorado con un sofá pequeño junto a una pared de ladrillos con luces, una mesita de vidrio separando el sofá de dos puff negros.
Amo este balcón, me siento en el sofá y dejo que mi mente fluya con el paraíso que tengo enfrente. Las últimas horas se repiten constantemente, lloro por mi familia y porque no podre estar en su sepultura.
¿Cómo sanare si ni siquiera podre despedirlos como se debe?
Cada gota retenida para que no me vieran llorar son derramadas, es como si el dique que las contenía se rompió por la presión de este proceso. Es duro cuando se pierde una madre, pero es más duro cuando pierdes toda tu familia y te quedas sola.
Sola con tus penas, sola con tus lagrimas que no resolverán nada y sola con lo que pudo y no será.
Mi madre no tenia familia y la de mi padre no quiso saber de él cuándo se caso con mi madre. Nunca han querido saber de nosotras, decían que éramos hijas del pecado. Esa fue la razón que mi padre tomo para alejarnos de todo.
Mis parpados pesan, mi cuerpo se siete cansado y la somnolencia invade mi sistema arrastrándome a un relajante sueño que tanto mi cuerpo necesita por todo lo vivido recientemente.
***
Escucho un estruendo que me sobresalta, sacándome del valle del sueño donde me encontraba sumergida. Unas voces llenan la estancia, por el indiscutible tono me percato que una mujer discute acalorada con alguien.
La curiosidad que me envuelve me insta a averiguar de primera mano quién y por que discute la susodicha. Al entrar a la habitación, esos ojos color avellana se posan en mí y su mirada altanera repasa con odio mi silueta. Desde que fui objeto de su mirada la joven que conocí en la comida se retira.
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EL REY PROMETIDO
Người sóiAbdías es un joven rudo, salvaje y sin ningún tipo de sentimientos. No conoce lo que es el amor o la compasión. Toda su vida se ha reducido a insultos y vejaciones que han consumido su corazón, sus ilusiones y han dejado un cuerpo vacio andante. E...