Capitulo 17

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Narrador omnisciente

Todos los aliados del Rey prometido habían sido convocados a primera hora de la mañana, una gran multitud de hombres lobos de distintas manadas y lugares del mundo se encontraban apostados frente a su majestad. Todo estaba trazado y perfectamente planeado, tan solo esperaban que ningún contratiempo estropeara la victoria.

Fue llevada ante el Rey la espía del alfa Hunter, sus lágrimas empapaban su rostro, su garganta ya estaba seca de gritar y pedir clemencia pero todo era en vano, ya su destino había sido trazado por sus acciones.

- Abdías no lo hagas, yo te amo. Lo hice por nosotros.- rogaba con desespero la joven.

- Ya basta Alana, estabas totalmente consciente del castigo que recibirías por tan gran traición.- hablo enfurecido Abdías. – No tendré misericordia de ti, tu servirás de ejemplo para aquel que intente hacer lo mismo que tu. No tolerare la traición de nadie, por mucho aprecio que le tenga.

Sin mucho preámbulo la sentencia para Alana había llegado, culpable por traición. Fue degollada enfrente de toda la manada como testigo de su falta. Su cuerpo fue entregado a su familia adoptiva para que pudieran velarla si les placía.

Nada de esto fue fácil para Abdías quien tuvo que armarse de valor, si la hubiese perdonado otros podrían levantarse en contra de su reinado. Y ya un grupo estaba desafiándolo por su puesto, además agregándole de que tenían su mayor tesoro en sus manos.

Con sus ojos enfocado en su numeroso ejército, levanto la voz.- Es momento de establecer el orden entre nuestra propia raza, mi deseo fuese que nada de esto estuviera pasando. Pero lamentablemente esta es la situación que debemos hacer frente, sin más que añadir partiremos en este momento.

Alistados y armados partieron hacia el territorio enemigo, bien sabido es que algunos no pueden convertirse en su forma lobuna estaban preparados con sus armas, arcos, espadas, sables y pistolas con balas de plata. Se dividieron en varios grupos para poder rodear el lugar, apresurados se abrían paso entre las cortinas de niebla que encontraban en su camino dejando muy atrás los arboles que plantados formaban una hilera.

Atrás quedo el hermoso prado que era señal inequívoca de que el pueblo donde residía la manada del alfa Hunter estaba solo a unos pocos tramos. Al encuentro empezaron a salir algunos centinelas que fueron desgarrados antes de que pudieran defenderse, estaba claro a lo que habían ido; matar rápido y sin remordimiento, el que duda pierde.

Era lo que hacía falta para que el pueblo que aun se encontraban descansando en sus casas salieran a defenderse. Todos estaban sorprendidos por esta invasión, nunca pensaron que se atreverían a atacarlos sin ellos desafiarlos cara a cara.

Los rostros compungidos y molestos de los habitantes eran notorios, hacia una misma línea se dirigían todos a defenderse como pudieran. Pronto de un escenario limpio y tranquilo paso a ser uno lleno de sangre y estruendos, los gritos de los guerreros aguerridos se escuchaban retumbar en el lugar mezclados con los alaridos de dolor. Algunos ni pudieron transformarse y vieron pasar su vida delante de ellos.

Varias centenas de soldados continuaron en su ardua lucha, su propósito era claro destruir aquellos que se levantaron en contra del equilibrio del reino. Y rescatar a la luna real.

En un descuido el rey fue rodeado por varios de sus enemigos que ya saboreaban el triunfo, todos tenían ese cometido. Si mataban el rey la batalla terminaría con ellos en el lado ganador.

Ese indescriptible rugido salió de lo más profundo del joven rey quien emprendió a dar zarpazos con precisión y ferocidad. Su mayor fuente de energía era el deseo de ver con vida a su amada, esos planes que anhelaba ver cumplidos.

Con sus garras filosas y sus colmillos se defendió con gran valor, toda su concentración estaba en salir airoso. Uno a uno los enemigos iban cayendo vencidos.

Mientras la lucha estaba en su apogeo y con el reino pisándoles los talones, el alfa Hunter se encontraba en su sótano con sus rehenes esperando poder salvar su vida a cambio de ellos de ser necesario. Sabía que todo lo que estaba aconteciendo es gracias a su avaricia y ansias de poder.

No podía quedarse quieto en un lugar, sabía que era cuestión de minutos que por esa puerta entrara uno de sus enemigos. Y es que los guardas detrás de la puerta no los podrían contener, eran centenares de hombres lobos contra unas decenas y añadiendo a los demonios en la mezcla nada bueno saldría.

Justo lo que temía un hombre robusto con mucho músculos se deshizo de los guardas, acción que aprovecho para someter a Elizaveta apuntándole directamente en su cien.

- No te acerques si no quieres que le vuele la cabeza.- exclamo súper nervioso el cobarde alfa que se había escondido durante la pelea, dejando indefensos su sequito.- Aléjate de la entrada.

- Tranquilo lo hare.- cauteloso Wen se movió del lugar.

- Ahora saldré de aquí y si siento que me sigues, la matare entendido?- el guerrero asintió.

Hunter sigilosamente salió arrastrando a Elizaveta con él, sabía que nadie se atrevería a hacerle daño para no lastimarla.

Estaba por cantar victoria cuando en un descuido fue arrojado lejos de la joven, quien se aferro al rey. El aullido de dolor de parte del alfa fue escuchado en todo el derredor.

Sabiendo que no tenía otra escapatoria se levanto.- Te reto por el reino.- era su única oportunidad, como quiera sería ejecutado pero podría ganarle al rey y de esa forma quedarse con el poder. El tiene la ventaja porque tiene años luchando pero él era un novato.

- Eli ve junto con tu familia, Wen los llevara de regreso a la manada.

- Pero...

- Eli por favor.- luego que vio desaparecer a Wen junto con su luna, le hizo frente a Hunter. Pero lo que no se percato que no fueron muy lejos se quedaron apostados cerca para saber si necesitaba alguna ayuda, aunque iba contra las reglas pero bien podría ser que hunter no estuviese solo.- Acepto tu desafío, ¿en qué forma deseas pelear?

- Forma humana.- rugió.

De esta forma se dio inicio a la pelea sin cuartel por el poder, se escuchaba el sonido de zarpazos, derrapes, choques y huesos quebrándose. Se podía ver la gran destreza de Abdias y la experiencia del viejo alfa.

En un constante cambio de posiciones se encontraban estos sujetos, en un momento de equivocación el alfa hunter clavo sus garras en el estomago del joven que siseaba de dolor, la sangre se vertía del lugar. Un grito de preocupación se escucho en la estancia, corriendo Elizaveta se acerco hacia la lucha siendo detenida por su primo demonio quien no le permitió interrumpir o condenaría a su amor.

Esta vez quien se distrajo fue otro, recibiendo una cucharada de su propia medicina. Sin perder el tiempo Abdías encajo sus garras en la garganta de hunter desgarrándolo para terminar con su vida.

El cuerpo inerte del viejo alfa cayó a tierra, agotado Abdías se dejo caer en el suelo llegando a su lado Elizaveta quien desesperada pedía ayuda. Tan concentrados estaban en el rey que no se percataron que Hisos se aproximaba con una pistola de plata.

- Vas a pagar por lo que acabas de hacer maldito humano.- escupió con furia y lleno de dolor, antes que se pudieran abalanzar sobre el aprovecho su buena posición para disparar con todo su furor directo donde se encontraba el rey.

La estancia se lleno de gritos para luego pasar a confusión. Nadie sabía que había pasado.

CelesteFer

EL REY PROMETIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora