Capítulo 3

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Presente...

Sweet pea

Le doy un largo trago de cerveza antes de lanzar la botella contra la pared.

Había regresado al mismo lugar.

Solo. Perdido...Solo.

Y aún peor, en un lugar lleno de recuerdos.

Tenían razón. Lo bueno nunca dura para siempre. Pero si sabía eso, ¿por qué no puedo dejar de sentirme así?

Hacía horas que Fangs había salido a comprar algo para llenar el refrigerador. Seguro se enojaría por el desastre alrededor mío.

Estaba seguro que no debería dejar de hacerme esto a mí mismo. Que no valía la pena. Pero cada vez que trataba de moverme, de seguir... Su voz, su imagen, toda ella me quitaba el aliento.

¿La odiaba? No, jamás podría.

¿Quisiera odiarla? Sí, demonios, sí. Y tal vez debería.

Después de lo que hizo, tal vez debería intentar.

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Mía

- Quiero hacer un brindis por nuestra nueva miembro - todos los Diablos empiezan a aullar y a dar fuertes pisadas haciendo temblar el suelo - Mi hija, ven aquí Mía.

Sonrío caminando hacia Penny... Hacia mi madre.

Trataba de no parecer adolorida del todo. El tatuaje en mi clavícula aún escocía y los moretones en mi estómago no ayudaban en nada a disipar el dolor.

Me sentía diferente.

Ahora todo era diferente.

-Bienvenida a casa - Penny me tiende una botella de vete a saber tú qué tipo de alcohol sería. La miro a ella y luego a la botella y sin dudar más la tomó entre mis manos y le doy un largo trago.

Escuché aún más fuerte los vítores y gritos.

Mi primer trago de esa botella definitivamente no fue el último.

Bajé del escenario improvisado con dificultad.

No sabía si porque no tenía mucha experiencia bebiendo o por lo fuerte del alcohol, pero mis piernas empezaron pronto a temblar como gelatina.

Entre el humo de cigarro, las luces de neón y las decenas de caras desconocidas pude ver sus facciones definidas. Su cabello tan negro como la tinta y su cuerpo, mi anterior hogar. Fruncía el ceño. Él nunca fruncía el ceño conmigo.

-Peabody - giro mi rostro al sentir una mano tomar bruscamente mi muñeca sacándome de mis pensamientos- Tengo que llevarte a tu cuarto.

-¿ya? Es temprano - trato de balbucear algo más pero sentía la lengua entumecida. Trato de empujarlo pero mi brazo simplemente se desliza por su pecho.

-Vamos. Son órdenes de tu madre- me resisto un poco más, sin embargo una presión repentina en mi estómago me hace arquearme y regresar mi cena y el alcohol en plena pista de baile- ¡Mierda!

-Sí...Mierda - repito dejándome llevar por aquel chico de cabello rizado.

Él me toma por la cintura apoyando la mayor parte de mi peso en su hombro.

- Eres una idiota, mini-Peabody.

Río.

-Noches,Malachai- murmuro dejándome llevar por el cansancio y cerrando por fin mis ojos.


SLEEPING BEAST// Sweet PeaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora