treinta y siete

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Paulina

[Día 2]

Era Martes, Luli me había pedido si podíamos dormir en el sillón, para que Cazzu duerma cómoda en mi cama, lo cual acepté, por ende, me desperté toda contracturada.

Me levanté despacio, hice la rutina de siempre, fui a mi habitación, vi a Cazzu durmiendo plácidamente, sonreí, agarré una remera y un pantalón, y volví al baño.

Salí de bañarme, me cambié, me seque un poco el pelo, y volví a la cocina.

Me fijé si Luli seguía durmiendo, y también estaba como Cazzu.

Así que, aproveche y fui a la cocina, puse a calentar la pava, mientras comía un pedazo de torta de Luli.

Que, francamente, estaba riquísima.

Se calentó el agua, la puse en un termo, preparé el mate y fui a sentarme al sillón, al lado de Luli.

Me senté, ella abrió apenas los ojitos y me sonrió.

La desperté, la puta madre.

–¿Te desperté?– pregunté preocupada.

–No– respondió tierna– Ya me había despertado pero esperé que vengas conmigo, para abrir los ojos.

Sonreí.

La verdad es que esta nena, cambió un poco mis días, los lleno de amor, ternura y compañía.

No estoy diciendo que con Ecko, no tenía todo eso, pero siempre un niño causa cosas diferentes a una persona grande.

Ella me seguía mirando tierna, y yo tomaba un mate, mientras le sonreía.

–¿El chico gordito es tu novio?– preguntó con vergüenza.

Negué riendo.

–¿Enserio?– preguntó confundida.

–Él es mi mejor amigo, mi novio, es el alto, flaco– respondí riéndome.

–Es lindo tu novio– se río con vergüenza.

–Es hermoso– sonreí.

Ella se volvió a reír.

Estuvimos conversando algunas cosas sobre Ecko.

–¿Sabes? Mi sueño desde siempre, fue ser bailarina de ballet, como Angelina Valerina– sonrió con brillo en sus ojos.

–Estoy segura que vas a lograr ser la mejor bailarina de Ballet en el mundo entero– sonreí.

Ella se acercó a mi, y me abrazó.

Luego de abrazarnos, volvió a su lugar y le pregunté si quería hacer un vivo en Instagram conmigo.

Asintió con la cabeza.

–Pero... ¿Me haces una chocolatada?– preguntó sonriendo.

Sonreí.

–Obvio, vení, vamos a prepararla– dije dejando el mate en la mesita ratonera.

Asintió.

Le agarré la manito, fuimos a la cocina, saqué una taza, y le hice la chocolatada.

Volvimos al sillón, se sentó a esperarme porque yo vine a mi habitación, a buscar el celular.

Cazzu seguía durmiendo absolutamente igual que antes.

Me reí.

Agarré el celular que se encontraba en la mesa de luz y volví a la cocina.

Apoyé el celular en el mismo adorno de siempre, y empecé a transmitir.

Mᴏʀᴏᴄʜᴀ ➞ Eᴄᴋᴏ [ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora