setenta y cuatro

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Paulina

Trueno y Mía, habian llegado hace 20 minutos.

Trueno, como siempre se fue a jugar a la play con Ecko y Dinamita.

Mía, esta hablando con mi panza y la panza de Cazzu, hace desde que llego.

–Oh, quiero un bebé– dijo Mía dejando besos en mi panza.

–Decile a Trueno que te haga un favor– sonreí.

–NO LE DES IDEAS PAULINA– grito Trueno desde el sillón.

Me reí.

–¿No quiere saber nada de tener hijos?– pregunté riéndome todavía.

–Ni ahí– se rió Mía.

Negué, mordiéndome el labio.

–¿A Ecko le gustó la noticia?– preguntó curiosa.

–Si, en realidad, no entendió tanto al principio– me reí– Después entendió y se puso re contento.

Mía asintió sonriendo.

–¿Y Dinamita?– preguntó mirando a Cazzu.

–Se puso contento al toque y le fue a comprar ropa con Ecko, apenas se enteró– respondió riéndose.

Mía se tapo la cara riéndose.

Me paré, fui a la cocina, busqué un postre de oreo y otro de chocotorta.

Le di el de chocotorta Cazzu y me quede el de oreo yo.

Mía nos miraba como comíamos y abria los ojos grandes.

–Antojos, no lo entenderías– dije con la boca llena.

–TRAGA Y DESPUÉS HABLA– grito Ecko desde el sillón riéndose.

Me reí, tanto así, que casi me ahogo.

–Come despacio, traga y después reite boluda– dijo Mía sobándome la espalda.

–Suele pasar– dije tosiendo.

Cazzu estaba riéndose a más no poder.

–¿Que extrañas de la vida normal?– preguntó Mía de la nada.

–Esto es la vida normal, querida– respondió Cazzu por mí.

–Si, pero hay ciertas cosas que no podes hacer, ¿extrañas algo de eso?– preguntó explicando.

–Ah si, extraño tomar cervezas con ustedes y los boliches también– respondí triste.

–Ya vas a poder volver Pau, no te pongas triste– dijo Mía sonriendo.

–No, no voy a volver Mía, cuando tenga el bebé, me voy a dedicar solamente a él– dije un poco enojada.

Ya estaba empezando a cambiar de humor, puede ser una muy mala idea.

–Bueno, bueno, bueno, no te pongas de mal humor piba– dijo Cazzu pasándome las manos por la cara.

–Sácame ya las manos de la cara– dije cerrando los ojos.

–Perdón, mala mía– dijo Cazzu riéndose.

Sonreí falsamente, agarré el postre, y como ya lo había terminado, tire el envase en la basura.

Me dirigí a mi habitación, agarre las cartas del "UNO", un parlante, mi celular y volví a la cocina.

Me senté en la silla, acomodé el parlante a mi derecha, puse música tranquila y mezclé las cartas para jugar.

Mᴏʀᴏᴄʜᴀ ➞ Eᴄᴋᴏ [ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora