setenta y seis (maratón 2/2)

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Ecko

Estaba un poco cansado, así que, ni bien terminé de comer,  fui al baño y vine a dormir.

Me encontraba en el medio de un sueño raro, hasta que escucho de fondo la voz de Pau.

–Amor– habló tratando de modular– Me siento mal.

Me quedé mirándola, no podía reaccionar, hasta que caí en la cuenta.

Me levanté rápido de la cama, me vestí, llamé a Cazzu, Dinamita y Duki.

Ella estaba con un pijama, asique solo le puse una campera mía, la agarré como bebé y fui hasta el hospital en el auto.

Apenas entre, me vieron dos médicos y vinieron con una camilla.

Se la llevaron, yo me quedé poniendo todos los datos en el escritorio principal.

Una vez que la registraron, me senté en la sala de espera que me indicó la mujer de la entrada.

Pocos minutos después, vinieron Cazzu y Dinamita, atrás de ellos, llegaron  Duki y Sarah.

–¿Que le pasó, amigo?– preguntó Duki.

–Ni idea boludo, yo dormía y escuché que me dijo que se sentía mal, me vestí, la vestí lo más rápido que pude, la traje para acá y se la llevaron dos médicos– respondí triste.

–Espero que no sea nada grave– dijo Cazzu con los ojos llorosos.

Me dio un poco de inseguridad ese comentario, si les pasa algo, me muero.

Cerré los ojos y me recosté en la silla, en contra de la pared.

[...]

45 minutos después, salieron los dos médicos que recibieron a Pau, de una habitación.

Me paré rápido y me dirigí hasta donde estaban ambos médicos.

–Lamentablemente... fallecieron– dijo triste el médico.

AH SE LA CREYERON WE XD

–Ambos, están bien, solo tiene que hacer reposo, es una semana–avisó uno de ellos.

–¿Se sabe que le pasó?– pregunté preocupado.

–Ingirió agua con cianuro– respondió sincero– Pero por suerte, solo un poco, no llegó actuar en gran cantidad.

–Muchas gracias, a ambos– sonreí.

Éstos asintieron, antes de que se vayan, les pregunté si podía pasar y me dijeron que sí, asique, allá fui.

Al entrar, vi a Paulina dormida, el pecho le subía y le baja muy lentamente, sonreí al verla.

La ropa de la clínica le quedaba un poco chica, por ende, se le notaba un poco mucho la panza.

Seguro ella se quejaría, por tener una ropa tan chiquita así.

Me acerqué hasta donde estaba ella, me senté en la silla que había a la par de la camilla y le agarré la mano.

Ésta abrió un poco los ojos, me sonrió y me apretó la mano, supongo, que esta un poco dormida todavía.

–¿Que me pasó, amor?– preguntó confundida.

–Tomaste agua con cianuro– respondí con tristeza.

–¿Eh? ¿Cianuro?– preguntó más confundida que antes.

Asentí lentamente.

–Soy una boluda– se golpeó la frente con la mano que tenía el suero y se hizo mal– Auch.

Mᴏʀᴏᴄʜᴀ ➞ Eᴄᴋᴏ [ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora