sesenta y ocho (maratón 2/3)

487 34 8
                                    

Paulina

Estábamos todas atentas a la propuesta de Mía, que según ella "nos iba a solucionar la vida".

–Bueno, miren, yo les diría, que vayamos a la fiesta, por nuestra cuenta y nos hagamos las boludas, como... "ay, no sabía que estaban acá"– propuso Mía.

–Es una buena idea, pero Trueno te dijo donde era la fiesta, es obvio que lo primero que va pensar es que vos nos dijiste y por eso fuimos– dije mirándolas.

–Ah, es verdad, mala mía– se retractó, justamente, Mía.

–No se si estoy tan segura de que vayan– dije nerviosa.

–Chicas, provoquenlos, díganle, "uh, que pena, hoy quería coger con vos"– dijo Delfi.

Algo me lleva a pensar que ella usó ese método con Paulo.

–Bueno si, me descubrieron, Paulo se queda, porque le dije que hoy íbamos a garchar como nunca– sonrió la anterior nombrada.

–Que sexopata– dije riéndome.

Las demás, imitaron mi acción.

–Chicas, también estaría bueno confiar en ellos, ¿no?– preguntó Emma sonriendo inocentemente.

–Si, pero acá la confianza no es del problema Emmita, el problema acá, es la falopa– dije incómoda.

–Amiga, vos quédate tranquila, porque Ecko, no va tocar la falopa– intentó tranquilizarme Cazzu.

–¿Como estas tan segura?– pregunté elevando una ceja.

–Lo escuché hablando con Duki, y él lo amenazó a Duki, evidentemente, si amenazó al gordo, es porque no se va *falopear– sonrió mi amiga.

Me contagió su sonrisa.

Yo confío en que Ecko, si quiere, puede resistirse a las drogas.

El tema, es que me da miedo que vuelva como la otra vez, por más que haya tenido mucho que ver Rocío.

Alejé esos pensamientos feos y me volví a concentrar en la charla con mis amigas.

–¿Y si salimos con ellos?– preguntó Emma entusiasmada.

Me negué rotundamente.

–¿Porque?– preguntó haciendo puchero.

–Estoy muy cansada como para salir– subí y bajé mis hombros.

–Y anda a dormir ahora, para la noche tene más sueño– insisito Emma.

–No, no voy a salir y punto, ¿okey?– pregunté con firmeza.

Ésta asintió triste.

–Esta noche, vengan a dormir a mi casa– dije sonriendo.

–¿Estas segura?– preguntó Ludovica abriendo los ojos bien grande.

Asentí con seguridad.

–Yo no puedo– sonrió Delfi.

–Cochina– hice un movimiento con mis cejas.

Ésta se rió.

[...]

Hacía aproximadamente 20 minutos, habíamos vuelto de la casa de Duki.

Estaba muy cansada, y eso que son las 19:40 de la tarde, voy aprovechar a dormir, antes que vengan las chicas.

Quedamos en que iban a venir a las 22:30, cuando los chicos se vayan a la fiesta.

Mᴏʀᴏᴄʜᴀ ➞ Eᴄᴋᴏ [ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora