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Nerea paró delante de la puerta de aquella pequeña cafetería y observó el ventanal. Parecía acogedora, tal y como había dicho Aitana, y había solo un par de personas sentadas en las pocas mesas que se veían desde fuera. Tomó aire y abrió la puerta del local, embriagándose enseguida del calor y el aroma dulce del lugar. Le sonrió educadamente a la chica que había detrás del mostrador y se dirigió hacia el fondo, buscando la última mesa a la izquierda, tal y como le había indicado Aitana en el mensaje que le había mandado hacía poco más de cinco minutos. Nerea se sintió un poco mal al ver el mensaje, pues no quería llegar tarde, pero al mirar la hora se había dado cuenta de que llegaba puntual. Era Aitana quien había llegado pronto, y eso le hizo sentir un remolino de nervios en el estómago y a la vez una calidez que hacía tiempo que no sentía.
Se la encontró sentada en una mesa para dos, mirando distraídamente su móvil.
—Hola. —la saludó Nerea, acercándose.
La otra chica levantó la vista y sonrió al verla.
—Hola. —se levantó para saludarla y la envolvió en un breve abrazo. Nerea se sonrojó un poco mientras se sentaba en la otra silla.
—¿Cómo estás?
—Bien, muy bien. —dijo Aitana con una sonrisa, guardando el móvil en el bolso. —¿Y tú? No te ha costado encontrar el sitio, ¿no?
—No, tranquila.
—Lo descubrí hace un par de semanas. Las tartas están buenísimas, podemos compartir una porción si quieres.
—Vale. —sonrió ligeramente, y se hicieron unos segundos de silencio un poco incómodos. —Oye, Aitana, lo del otro día en la fiesta...
—No pasa nada.
—Pero te dejé ahí tirada y me fui corriendo y–
—Sé que te encontrabas mal, no pasa nada, de verdad.
—Lo siento igualmente. —se encogió de hombros.
—Espero que Raoul y Alfred te cuidaran bien, por lo menos. Que ya sabemos que Raoul se pilla unas turcas...
—No, tranquila. —rio Nerea. —Ellos no estaban borrachos.
Cuando vino una chica a atenderlas pidieron una bebida cada una y el trozo de tarta de chocolate para compartir.
—Está buenísima. —dijo Nerea, con los ojos abiertos de par en par, mientras acababa de masticar el primer bocado.
—¿A que sí? —dijo Aitana emocionada. —El mejor descubrimiento que he hecho, de verdad.
Nerea asintió mientras cogía otro trozo con el tenedor. Comieron un rato en silencio hasta que Aitana volvió a hablar.
—Lo he dejado con Miguel.
La rubia se quedó con el tenedor suspendido a medio camino de la boca, mirándola desconcertada. ¿Pero Aitana tenía novio? Había leído rumores por internet, pero ella no había confirmado nunca nada así que pensó que eran simplemente eso, rumores. Y resulta que era verdad. ¿Y a nadie se le había ocurrido decírselo? Iba a matar a Alfred.
—¿Nerea?
La voz de Aitana la sacó del trance.
—Perdona. —dijo, dejando el tenedor en el plato. —Es que me ha sorprendido. ¿Qué ha pasado?
Aitana se encogió de hombros, mientras pinchaba el pastel con el tenedor pero sin llegar a coger ningún trozo.
—No era lo que yo buscaba. Creo. —Nerea se quedó en silencio, dándole espacio a la otra chica para encontrar las palabras que buscaba. —Era como que faltaba algo, ¿sabes? —levantó la cabeza para mirarla. —No había esa chispa. Estaba bien con él, pero no sé. No había emoción. Estaba solo bien. Me estoy explicando fatal, lo siento.
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Daylight
FanfictionDe repente un día, sin saber por qué, Raoul se despierta en una cama que no es la suya, con un chico que no es su novio. No tiene ni idea de cómo ha llegado hasta ahí, y lo peor es que tampoco sabe qué hacer para volver a su vida. Y entonces el que...