Capítulo 2

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Y con ese impulso de idiotez, me dirigí a la fábrica, la policía pensó en buscar después, pues el sistema está mal, asi que me imagino que pensaban que otro día lo atraparían más fácil.

Al llegar, tenía un plan, recuperar mi mochila…sin morir, presentar las diapositivas y asi honrar al desconocido al que le hicieron la asesinación por mi culpa.

Entre, y la fábrica abandonada tenía muchos barrotes y cosas de acero viejas, de nombres no se casi, no soy metalúrgica, ni nada que se asocie.

- ¡No te muevas!

La voz venia d un lado oscuro del que salió la rata con su puñal ensangrentado, se notaba que acababa de apuñalar a alguien, nunca lo detalle, pero ahora que lo veía, pues con mi estatura es raro que alguien que sea mayor de 16 años sea más bajo que yo, asi que sí, era alto, pero parecía muerto de hambre, la droga que metía se le notaba en los ojos.

- ¡No me muevo! - Grité mientras Salí corriendo, metiéndome entre los barrotes, entonces la rata me siguió, pero por suerte, la oscuridad me ayudo, pensé en irme, pero aun quería la maleta, caminaba agazapada, y de pared en pared, pa evitar que me llegara por la espalda, pues suelo ser muy cínica, y nosotros los cínicos nos prevenimos mucho.

Luego vi un barril del cual salían llamas, un clásico de vagabundos, y vi muchas cosas tiradas, incluyendo mi mochila, pero cuando fui a por ella, el maldito salió de la nada y me tacleo tan fuerte que salimos volando, caímos donde había unos barrotes, el maldito olía horrible, y el aspecto me aterraba.

Ahora, no sé si fue la mano que ponía en mi seno derecho o sus intentos de apuñalarme lo que me hizo explotar, di un grito de odio, recogí mis piernas, y cuando mis pies dieron en su estómago, estiré las piernas para empujarlo, el tipo se paró muy rápido y se lanzó de nuevo sobre mí, yo tomé lo primero que encontré del suelo para golpearle que fue una varilla, la que se trabo, quedo posición de una lanza, y le atravesó el cuello a la rata.
toda la sangre me salpico toda la cara y la camisa… y el pantalón…y el piso, y no sé, solo sé que la sangre que salía era mucha, me asuste tanto que intente sacarlo, pero solo hice que la varilla le destrozara más el cuello, asi que lo jale fuerte, pero lo que hice fue desprenderle la cabeza del cuerpo.

- ¡OH MIERDA!

Grite como loca, me puse en posición feto en el piso y llore un buen rato, era muy de madrugada, y no sabía qué hacer, pensé en irme, pero mi mente cínica me decía “las huellas, idiota” pensé en muchas cosas, pero después de enloquecer en ese oscuro lugar, decidí que debía hacer con el decapitado.

Tome la cabeza y la metí en el barril que aun tenia fuego, busque a ver si tenia mas combustible o papel o algo que intensificara el fuego, me asome para ver si servía, la cabeza se deshacía en el fuego, la piel se deshacía dejando ver la carne, casi vómito, pero me contuve, pues era dejar pruebas, asi es, ya pensaba como psicótica.

El cuerpo para lo mal alimentado estaba muy pesado, intente muchas maneras de meterlo en el barril, pero no sabía cómo, busque algo que me ayudara, una tabla una palanca, la verdad no sabía que buscar o que podía servir, hasta que encontré un machete en las cosas del muerto, fue difícil al inicio, no solo daba asco, sino que bueno, estaba despedazando un cuerpo humano, costaba mucho siendo delicada, los cortes no servían con los huesos, asi que tocaba a golpes muy bruscos, con el primer brazo me costó mucho, al cortar el otro fue un poco más sencillo, y con las piernas me sentía experta, metí parte por parte, también tire el machete al fuego.

Ahora como deshacerme de toda la sangre que me cubría, pues me quite el jean y lo voltee, poniéndomelo al revés, la camisa de cuadros me la quite y la blanca, me puse la de cuadros al revés también, y con la blanca limpie la varilla con la que decapite al sujeto, limpio todo lo que pude haber tocado, me limpie la cara lo mejor posible luego los zapatos, y tire la camisa al fuego, no me fui hasta ver que no quedara nada de la camisa.
Entonces me dispuse a irme, pero entonces me detuve, y me devolví por mi mochila, al tomarla, un olor a gasolina desprendió del lugar, pues debajo de ella había varias botellas de Coca-Cola con gasolina, si hubiera tomado la maleta de un inicio me hubiera ahorrado despedazar el cuerpo, no desaprovechare la oportunidad, le hecho gasolina a todo mientras pensaba que siempre había robado muchas cosas el desgraciado, arranque un pedazo de una bolsa de plástico le prendí fuego con las llamas del barril y lo lance al suelo, todo se encendió, mientras salía corriendo, pues casi me quemo viva sin querer de lo cerca que estaba.





El Odio Es Mi P%#o PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora