Capítulo 3

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Las cosas se iban directo a la mierda, había tomado un vuelo V.I.P directo a la capital de la mierda, y no aterrizó, se estrelló. Caminaba lo más normal que podía, miraba para todos lados, pensaba que en cualquier momento la policía me atraparía y entonces, iría directo a prisión y me volvería el juguete sexual de todas las presas, pues tengo bonita cara, pelo negro largo de donde jalarme, y entre otras cosas, pensé en hacerme pasar por demente, pero viviría sedada el resto de mi vida, eso sí me creían.

Entrando ya al edificio, ya iba a acelerar el paso casi a correr.

- ¡Espere! - dijo el vigilante que me vio entrar.

- ¿Sí? - sentí que ya valí, pensé “puta vida me descubrieron”

- ¿Esta bien?

- Sí, no se preocupe, solo Salí a caminar.

- Se ve algo agitada.

- Frio… es solo frio.

-…

El silencio me desespero un poco, lo que menos necesitaba ahora era una conversación nada conveniente para el momento, es decir, que maldito chismoso, además el frio si me estaba matando, era de madrugada y yo con una puta camisa de cuadros al revés, y la sangre del otro lado se había puesto muy fría.

- Que tenga feliz resto del día.

- Gracias.

Seguí por las escaleras, hasta el sexto piso, casi toco la puerta, pero recordé que llevaba la mochila, busqué las llaves, y abrí la puerta, todo estaba apagado, mi rara compañera ya debía estar dormida, cerré suave la puerta, entre a mi cuarto, me quité toda la ropa y la metí en una bolsa, luego entre al baño, limpié el celular, la laptop, las llaves de la casa y las puse a un lado, me metí a la ducha y me bañe, el agua hervía, pero no me importaba, pues pensaba entre más caliente más quita lo sucio.

Ya había pasado una hora desde que había llegado a la casa, ni siquiera me había vestido, use unos guantes de plástico que había para limpiar el baño, limpie una y otra vez, pero la ropa y los zapatos las metí en la misma bolsa de nuevo, la bolsa ya estaba lista para botar, y revise que no hubiera dejado un rastro de sangre en ningún lado, aliste la mochila con lo que tenía que llevar, salí del baño, entre a mi cuarto y deje la mochila encima de la cama, luego fui por la bolsa.

Sin embargo, salir de nuevo de mi cuarto para recoger la bolsa con la ropa ensangrentada en el baño, y cruzando el pasillo, me paralice, pues la puerta del otro cuarto estaba abierta, y ahí al frente mío estaba mi rara compañera, que ya estaba de salida.

- ¿Qué haces? - preguntó.

-Es que… ammm… -me bloquee por un momento, pero luego entre al baño saque la bolsa y mientras entraba en mi cuarto dije - …me caí en una parte lodosa, y aquí tengo la ropa, quedo arruinada.

Iba cerrando la puerta de mi cuarto, pero ello lo tranco con el pie.

- El piso -  dijo - está mojado.

- Lo secare - respondí.

Pero ella empujo la puerta abriéndola, yo solo pensaba “¡no jodas ahora!”, pero luego se acercó demasiado, tanto que me hizo chocar mis emociones que no eran muy claras en ese momento, si me descubría, sabía que no podría defenderme, pues es más alta, y además se ve que hace ejercicio seguidamente.

- Tu cabello - me murmura, mientras me tomo de la barbilla con una mano, y la otra tocaba mi cabello - tú le lo lavas cada dos días, y ayer te lo lavaste.

La verdad, para estar en esa posición, totalmente desnuda, no reaccione precisamente mal, mi mente estaba aun en la fabrica vieja donde desmembré un cuerpo.

- ¿Cómo entraste?

-…Las llaves estaban en mi mochila.

- ¿No te la habían robado?

-...Eso…creí…resulta que solo se extravió, mi amigo Jorge la encontró.

- Tú no tienes ningún amigo llamado Jorge.

Hay, justo ahí, es cuando mi mente de tortuga reacciona, la tipa me acosaba, y al parecer mucho, me tenia de la barbilla, me podía hacer cualquier cosa, violarme, amarrarme, drogarme, y pues, ¡que puto mal momento para esta perturbadora revelación.

- Es que Jorge se volvió mi amigo cuando me devolvió la maleta.

-…

“¡Déjame en paz, aún tengo muchas cosas de las que ocuparme!”

- De acuerdo, me voy, tengo clase de dibujo, vístete, también vas algo tarde.

Me lamio la mejilla y luego me soltó la barbilla y se fue, me puse la ropa interior, un pantalón negro, una camisa negra, y un buzo blanco encima, solo tenía que recuperar la concentración después del perturbador acoso que acababa de recibir.

Tenía que pensar como deshacerme de la ropa que tenía en esa bolsa, el maldito pantalón que no quería votar, ahora era un problema, junto con las Nike y la camisa de cuadros, y el sostén y los pantis, me puse unos tenis negros baratos que tenía, me coloque la mochila y tome la bolsa.

Pero antes de eso, vi que la puerta del cuarto de mi acosadora estaba abierta, siempre la dejaba cerrada con seguro, y pues, no pensaba entrar, enserio, pero el sueño me mataba, no suelo trasnocharme, y menos no dormir, asi que mi concentración se veía nublada, pensé que lo normal seria estar muy activa por el estrés, pero lo que quería era desmayarme; asi que no lo pensé, entre a ese cuarto, y vi el “bicarbonato” encima de la mesa, aspiré más de la cuenta, sentí como si hubiera hecho el Ice Bucket Challenge.

Mi mente se disparó, sentía que todo paso volando, en menos de una hora compre en una farmacia cercana alcohol etílico y en un supermercado los fósforos para después ir a un potrero alejado quemar la bolsa hasta que no quedara nada luego ir a la universidad y presentar las diapositivas, decir mi parte, sacar una nota más o menos buena, después de eso ver las cuatro horas seguidas de otras clases y volver a la casa para caer en la cama como piedra al rio…y el efecto pasó.




El Odio Es Mi P%#o PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora