Capitulo 3

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Conociendo el Pueblo.


★★★


Alex.

Son las 5:00 de la mañana y yo no he podido conciliar el sueño siento que fue mi culpa que regañaran a Adam.

Estoy pensando en ir a ver  a Adam para saber cómo se encuentra pero ¿Estaría bien ir a estás horas? Ni joda, iré a ver cómo está mi hermano.

Me levanto de la cama y voy hacia la puerta, me asomó a ver si no hay nadie despierto. Corro sobre las puntas de mis pies, pensando que así haré menos ruido y me colocó detrás de la puerta de la habitación de Adam.


Antes de abrir la puerta, escucho sollozos pero, ¿De quién son?
Me regreso, voy a la puerta de Alba y no, no son de ella. Entonces son de...

—Adam— susurro y después me tapo la boca con las dos manos. Me dirijo a su habitación y entro sin tocar la puerta. Efectivamente mi hermano esta llorando, al momento que me ve entrar se voltea, evitando verme—. ¿Que paso, Adam? ¿Por qué estás llorando?— le pregunto en un susurro.

—Me golpeó— dice sin parar de llorar y no había caído en cuanta que si tiene algunas hematomas que empiezan a tomar un color violeta-azulado.

—¿Quién? —balbucea— ¿Mi papá? —el asiente con la cabeza sin dejar de llorar— No lo puedo creer. ¿Que le pasa? Está jodida mente loco.— digo para mí misma y me levanto de la cama de un salto pues me había sentado.—¡Lo voy a matar!— digo y empiezo a sentir una rabia inmensa.

—Alex no, por favor no lo hagas. Mejor ayúdame a curar las heridas.— intenta contenerme pero no, lo quiero golpear como lo hizo con Adam.—Por favor, Alexandra.— me dice y hace un gesto tierno.

—Carajo, lo voy a enfrentar pero no ahora. ¿Dónde está el botiquín?—el señala el baño y yo me dirijo a el, es más amplio que el mío de hecho todo su cuarto y el de el es Azul con rojo. 

Después de tomar el botiquín, me dan ganas de hacer del baño, me bajo el pantalón corto que tengo de pijama y mis calzones de corazones azules.

 Después de hacer mis necesidades me dirijo a mi hermano que ahora está acostado en su cama.— Levántate, —le digo esperando que lo haga pero el niega con la cabeza— ¿Por qué no? Ándale no seas flojo. — le digo mientras lo jalo hacia mí pero el se queja— ¿Te lastime? Pero no te toque la cara solo..— las palabras se quedan en mi boca pues reacciono, le levantó su camiseta y lo que temía, está ahí.

— ¿También te lo hizo el?— le pregunto aunque ya se la respuesta— Se paso de verga, ¿Por qué dejaste que lo hiciera?— Le digo sosteniendo su cara, sin imperfecciones.

—No vale la pena ya solo curame.— me dice quitando mi manos de su rostro y poniéndolas en su torso plano.

—Cierra los ojos, trataré de que no te duela mucho.— le digo y el obedece; mientras lo hago recuerdo lo que pasó hace tiempo:

—Mamá, no quiero que me duela.— le digo a mi mamá.

—Alexandra nunca debes retar a tu padre y menos en una pelea. Tu sabes que nuestra familia es diferente, no somos normales y tú menos.— me dice cociendo una herida que me hizo mi padre en la ceja.

—Es que yo quiero ser normal. No quiero tener ojos diferentes, ni un papá que nos golpeé, ni tu qué lo perdones tampoco quiero que matemos. — mi mamá pone una mano en mi boca.

Los Clark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora