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Anónimo
—Madre, ¿Es necesario mudarnos tan lejos?— Dice mi hermanita.
—¡Claro que sí, mi bebé! ¿O acaso quieres que vuelvan a llevarse a tu padre lejos?—Le dice mi madre, dramatizando todo.
Suelto una risilla recordando que pasó hace unas horas..
Estamos afuera del instituto mental dónde mandaron a mi padre, se preguntaran el porque pues les diré: el se hecho encima todos los secuestros, asesinatos y amenazas que todos hicimos. Ahora tenemos que sacarlo de aquí y no lo sé quizá mudarnos para que no lo encuentren.
—Todos recuerdan que van ha hacer, vamos— dice mi madre afirmando.
Entramos, todo es gris y azul. Al fondo hay una señora de unos cuarenta y tantos años, nos acercamos a ella.
—Hola buenas tardes, venimos a visitar a mi esposo es que hoy es su cumpleaños,— dice mi madre con una voz aguda, quiero soltar una carcajada pero me reprimo haciendo que mis labios vibren. Mi madre voltea a vernos, es la señal.
—¿Señora si va a dejar que mis hermanos y yo veamos a nuestro padre, verdad?— volteo a ver a mis hermanos y después a ella con una mirada triste, cómo he aprendido toda mi vida.
—Buenas tardes, ¿Sacaron cita? ¿Pidieron permiso?— dice con voz de que no le han dado hace tiempo o como otras personas le dicen: amargada. Mi madre se tensa por un momento pero se vuelve a relajar sabiendo lo que pasará.
—La directora no me dijo eso, lo siento. ¿Puedo hablar con ella?
—Claro, acompañenme— nos dice y señala un pasillo estrecho tal como lo habíamos pensado.
—Mamá, yo me quedaré aquí con mi hermano.— le digo, según el plan. Volteo a ver a la señora— disculpe, ¿Queda muy lejos en dónde se encuentra la directora?
—A dos minutos, ¿Por qué?— me dice con su voz de amargada.
—¿Es seguro quedarme sola?— la volteo a ver dudosa— lo siento, no me siento bien.
— Te traeré agua, es seguro no tienes de que preocuparte— me dice. Mi mamá antes de irse me da una mirada de “ya sabes que vas ha hacer” y se va junto con mi hermana.
Me quedo en la recepción del lugar, observando la cámara de seguridad. Volteo a ver a mi hermano y el ya está en lo suyo tratando de encontrar la habitación de mi padre.
— ¿Que tal vas, hermanito?— le pregunto.
—Bien— me contesta.
— Wow esperaba menos, ¿Te falta mucho?— le pregunto ya impaciente.
El solo asiente con la cabeza. ¡Agh no hubiera dicho nada!
—¡Ya acabé!— dice emocionado dando brincos.
— Está bien, pásalo al celular— le digo.
—Ya lo hice, mandona. Trae las bombas y armas, voy a apagar las cámaras de seguridad durante 15 minutos— dice y yo salgo al estacionamiento que queda a un costado de la puerta. Agarro armas con calmantes no balas, una maleta llena de explosivos, ya quiero ver esto en llamas.
Vuelvo a entrar, en la recepción ya se encuentra mi madre y mis hermanos.
—¿Dónde están?— preguntó.
—Dormidas, se nos complicó y tu inocente hermana las golpeó— dice mi madre soltando un gruñido— ¿Traes eso?— asiento con la cabeza— vamos.—Empezamos a correr yo solo los sigo detrás de ellos— ve colocando los explosivos— me dice mi madre—¿Cuanto tiempo nos queda?—pregunta a mi hermano.
— 8 minutos.— dice mi hermano. Después de unos minutos pegando los explosivos, faltan bastantes—¡Es aquí! — dice demasiado alto. Nos detenemos todos.
Enfrente de nosotros ahí una puerta y una ventana larga a prueba de balas. A un lado de la puerta ahí una carpeta con la información del interno: Eros Clark.
—Sigue pegando los explosivos. Nos vemos en la salida,—me dice y la mira con “enojo”, suspira y me termina de decir—te daré el gusto de que tú hagas la explosión.— Y con eso salgo corriendo colocando los explosivos.
Momentos después.
Estoy corriendo hacia la salida pero al llegar a la salida, en la recepción esta la directora y la señora que nos atendió en un principio.
— Buenas, ¿Cómo están, señoras?— saludó con una sonrisa burlona.
—Llamare a la policía, chica psicópata— me dice la señora nesecitada.
—¡Ay por favor! Si yo soy psicópata usted es una nesecitada de sexo.— me mira con una expresión de ofensa, mientras yo me voy alejando a la salida— no tengo ganas de lidiar con viejas como ustedes,—llego a la salida y abro la puerta—¡Nos vemos en el infierno, perras!— les digo y salgo corriendo. Mi madre me espera recargada en el carro con un control en la mano. Volteo a ver a mi padre que me observa con una sonrisa y sus ojos que me heredó.
—Tu puedes, princesa.— Y aprieto el botón rojo del control y ¡Boom!
—Solo si puedo hacer una explosión así, está bien— digo con una sonrisa
—¡Que cruel hija mía! ¿A quien te pareces?— dice guiñandome el ojo que tiene de color azul quedando visible el de color amarillo y soltando una carcajada.
—¡Obvio a ti, papi Eros!— dijo soltando una carcajada
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Yamileth Tea
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Los Clark.
غموض / إثارةPuedo ser lo que menos te imaginas. Siempre me he preguntado, perdón, nos hemos preguntado cuál será nuestra debilidad. No lo sabemos y tampoco queremos saberlo. Podemos ser lo que tú quieras que seamos. Solo una condición no te atrevas a retarnos...