Capitulo VI: Willow

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Suena el cañón y mi cuerpo se estremece. Pienso en la posibilidad de que Rye ha muerto. Recuerdo perfectamente cuando comencé a correr directo hacia el abismo, intentando pasar al otro lado. Vi personas caer y estrellarse con el suelo, esparciendo su sangre. Era como si llenáramos globos de nuestro líquido sanguíneo y los dejáramos caer desde puntos altos. Enseguida memorizo el fuego abrasador que comenzó a salir del césped sin ninguna razón. En una pelea en el puente dos tributos, Beat, masculino del distrito 9 contra un tributo del distrito 3 al que no recuerdo su nombre, se atacan. Finalmente Beat degüella a su enemigo y lo arroja por el puente. Me mira, medita, y en vez de matarme se marcha. El fuego consumió vivos a unos 5 tributos. Milehn, tributo femenino del trece, en vez de luchar por pasar al otro lado del abismo o cruzar el río, solo regresó por el bosque que estaba detrás de nosotros.

Me encuentro en un árbol, sin armas, sin protección. Dentro de poco tiempo moriré, y eso lo tengo asegurado. Decido dormir, exhausta de todo cierro los ojos.

— ¡Prim! ¡Prim! ¡No me dejes!— Grita mamá—. ¡Ella está muerta gato estúpido, está muerta!

Despierto, desgarrándome la garganta. Tengo miedo, frío y sed. Estoy perdida. Mi vida ya no vale aquí. Me doy por vencida.

Bajo del árbol y pienso. Mis pies descalzos al contacto con la fría piedra me hacen temblar. Mis dedos pasan el saliente del abismo, tan alto a la superficie como un precipicio. Dispuesta a dejarme caer, sin importar lo demás, me inclino hacia adelante cuando en un fragmento de segundos mis oídos captan una campanilla. Estoy por caer, pero con mis brazos hago equilibrio acompañado de un grito de susto y logro pisar suelo firme. Miro hacia delante. Pequeños paracaídas aterrizando del aire se acercan a mí. Están altos, muy altos. Corro al árbol y mis pies se enredan en unas raíces. Caigo. Miro hacia arriba por entre los ramas y veo cientos de estas estructuras flotantes. Me levanto y subo lo más rápido que puedo pero la voz de mi madre atormenta mis tímpanos.

— ¡Prim, no!

"¿Prim?" Solo son recuerdos. Sigo subiendo y la voz vuelve a mis oídos.

— ¡PRIM DEJA DE SUBIR!

—Mamá me está hablando a mí, pero... yo no soy Prim.

Llego a una rama, me paro sobre ella y estiro mis dedos intentando alcanzar uno de estos pequeños paracaídas. Rozo el metal y me esfuerzo hasta agarrar el contenedor. Lo abro desesperada por agua y alimento, o algo de utilidad. El último grito de mamá me hace entrar en razón.

— ¡No lo hagas Prim! ¡Willow no lo abras!

Dejo descender la caja y antes de caer al suelo, explota, activando los paracaídas que se encuentran sobre mi cabeza.

Un pitido aturde mis oídos y persiste hasta hacerme caer al piso.

                                                                                                                    

 Mis ojos orbitan de forma descontrolada. Me cuesta despertar. La luz del sol me irradia, levanto mi cabeza. Mis brazos quemados a causa de las bombas se encuentran vendados. Alguien estuvo aquí, conmigo. No parece tener malas intenciones. Al intentar incorporarme me mareo precipitadamente cuando una voz habla.

— No te levantes si no quieres. Yo cuidaré de ti mientras viva.

Un chico con su cabello de color negro sujeto hacia atrás, sus ojos de color verde combinados con miel en el trazo de su iris hacia el centro. Su traje del juego y el número en su espalda "8".

— ¿Quién eres? ¿Me matarás? Hazlo de una vez. No me guío de mentiras, tírame al abismo, haz lo que quieras pero mátame ya.

—No, nunca haría eso. Yo conocí a tu madre. Bueno, en realidad mi madre la conoció. Ella murió en el hospital del 8, pero tu madre me encargó una misión.

— ¿Qué tipo de misión?

—Cuidar de ti— Me contesta mirándome a los ojos mostrando confianza y seguridad.

Se levanta y se acerca a mí, extiende sus brazos al rededor de mi cuello y me abraza.

—Vamos-

— ¿A dónde?

—A buscar a tu hermano

— ¡¿Está vivo?!

—Sí, lo está, pero es probable que se encuentre sumido en depresión. Su aliado, Shanel, murió.

En ese momento recuerdo a Rye y de lo que es capaz de hacer cuando toma cariño con las personas, a tal punto que es capaz de matar si le hacen algo a sus seres amados.

— ¿Tu nombre es?— Pregunto intentando mostrar cordura.

—Dime Hache.

Nos que tendremos que cruzarlo. No por cuerdas ni redes, existe solo un puente. Hache insiste en que es resistente. No tengo opción, confío en él. No pienso en matarlo por la espalda ni arrojarlo por el puente, aunque no parece una mala idea en caso de emergencia.
El sol comienza a ocultarse cuando llegamos al puente. Hache se prepara para cruzar cuando de un momento a otro se queda quieto. Ni un solo movimiento. Su rostro es pensativo. Se escucha un ruido extraño, pisadas sobre la vegetación muerta.

— ¡Abajo!— Me susurra.

Permanecemos en el suelo acostados mirando hacia el otro lado. Podemos observar una plataforma con provisiones. Son las primeras que vi desde que empezaron los juegos. Un tributo corre hacia estas como si lo persiguiera un jaguar. Su muñeca está envuelta en una venda con manchas de sangre. Él... él es el que mi hermano le atravesó su muñeca con una flecha. Logra tomar una bolsa de tela de la plataforma e intenta correr velozmente cuando todo comienza a explotar a nuestro alrededor y su cuerpo sale volando por el aire en pedazos.

Minas explosivas.

The Death Of Mockingjay (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora