~Grito Guanacasteco.~

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Escuchó los rudos pasos del peliverde resonar por todo el lugar. 

Era su dia libre pero al parecer lo que menos quería hacer Izuku era estar con él a pesar de todo el tiempo que tenían juntos, lo cual era demasiado extraño debido a que el peliverde siempre parecía un chicle cuando podían estar juntos.

-¿Qué mierda te pasa?- Apoyó los codos  en la isla de la cocina mirando como el peliverde se servía agua en un vaso. Izuku lo miró confundido.

-¿De qué hablas?- Frunció las cejas.

- No me respondas con otra pregunta, idiota. Conozco tu forma de caminar hasta cuando estás enojado, lo ruidoso que te vuelves cuando algo te molesta.- Gruñó. Katsuki había notado que él había empezado a alejarse lentamente desde hacía una semana. Tanto que ni siquiera habían tenido sexo en toda esa semana, algo que era totalmente impropio. Y ahora estaban esos pasos furiosos, la manera más ruidosa de hacer la cosas y a pesar que fingía estar bien, parecía muy enojado.

-No me pasa nada. - Sonrió acariciando levemente la mejilla del rubio, pasando de él.- Solo estoy estresado por el trabajo. -Y siguió su camino hacia la habitación.

Lo miró irse, confundido por la actitud pero se quedó ahí un rato hasta que no pudo más con la intriga.

Caminó sigilosamente hasta la habitación. Se suponía que Deku estaba leyendo algunos documentos para los pasantes que entraban el siguiente mes a la agencia. No dejaría pasar aquello un día más y sin importar lo mucho que Deku quisiera decir que nada estaba mal, el sabía que era así y lo confrontaría.

-Pero no lo sé, sabes.- Escuchó la voz de su peliverde, al parecer hablaba con alguien no como los murmullos de siempre.- Puedo ver como sus ojos brillan cada vez que está junto a ellos dos y la noticia lo tomó tan de sorpresa que quiere que hagamos lo mismo.- Katsuki sabía que no tenía sentido escuchar a su esposo hablar con alguien más, no tenía sentido ponerse celoso porque confiaba en él, pero por algún motivo sintió que debía quedarse.

- ¿Pero tu ya decidiste que no quieres eso? - ¿Acaso esa era la voz de Denki?- ¿Estás seguro que no es para tí?- Escuchó un gruñido.

- No quiero hacerlo infeliz a él, pero es algo que yo no creo poder darle, no seré bueno en ello.- Escuchó un resoplido.

- No puedes estar hablando en serio, Izuku. Serías excelente, eres la persona más amable que conozco, y sé que lo podrás hacer. Puedo entender que pongas de excusa no hacerlo como nosotros, por la cuestión del parto y todo lo que implica pero lo de "no ser bueno" no te lo voy a aceptar.- Izuku refunfuñó. 

-Ser amable no tiene nada que ver en todo esto, Denki. Es más que eso, sé que no seré bueno.

-Nadie lo es en realidad, son cosas que se aprenden con errores. No se nace sabiendo. - Katsuki trató de recordar si su esposo conocía otro Denki, porque el idiota que tenía por amigo nunca diría algo tan sabio.

-No lo entenderías.- Frunció el ceño ante eso. No recordaba haber escuchado a Izuku tan roto e inseguro desde que se había marchado a Sur América. 

Eso no le daba buena espina. Le hacía sentir mal y muy preocupado por el tono de su voz.

-Habla con él, ¿si? Quizás solo ocupas hablarlo con él para olvidar todas esas inseguridades.- Izuku soltó un sonido de afirmación.- Hablamos luego, me dieron nauseas.- El peliverde rió suavemente y escuchó el sonido de la computadora al cerrarse, sabía que era su oportunidad de entrar.

Con un portazo entró al lugar, con la entrada más dramática que había tenido en su vida. Deku brincó de la impresión mirándolo fijamente a su esposo, con los ojos abiertos de intriga y un poco de susto de que hubiera escuchado algo de su conversación.

El Mejor Papá.|KatsuDeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora