El Mejor Papá.|KatsuDeku|

~Pichazal. -~

La desesperación recorrió su cuerpo.

El perpetuo sonido de las sirenas de los bomberos, ambulancias y policías aturdían su juicio como nunca lo habían hecho. Gritos y el chisporroteante sonido del fuego a su alrededor o hacía nada más que afligió, llenando sus sentidos con miles de interferencias y teniéndolo en su máximo estado de alerta.

Había algo mal. Lo podía sentir.

-¡Deku! Debemos movernos, hemos rescatado a todos los civiles de este lugar. Los villanos están en la ciudad más cercana.- La voz sonaba casi apagada en su mente, pero sabía que era Shoto el que hablaba. Sabía que tenía que hacer caso.

-Sí...- Susurró con el nudo de preocupación en su garganta mientras corría tras su amigo.

Kacchan.

La presión en su pecho le hacía saber que algo estaba mal. Había sentido aquello tantas veces y por desgracia nunca fallaba, ese sexto sentido, esa conexión le había casi avisado como una alerta roja que algo malo sucedía, que estaba algo mal.

Trató de comunicar con el rubio mientras volaba por encima de los edificios, desesperado por acudir al lugar en donde parecía estar dándose la parte más fuerte de la pelea.

No importaba lo mucho que había estado enojado con su esposo, no importaba nada en ese momento, tan solo quería escuchar la voz de su esposo, saber que estaba bien y que cuando llegaran a casa podían resolver cualquier cosa. Ahora se recriminaba estar enojado.

-Deku.- la ronca voz del rubio le tranquilizó hasta las células.

-¿Donde estás?- Preguntó desesperado.- Me dirijo hacia el punto más afectado, ¿has llegado tú?- Escuchó un suspiro.

-Termino de evacuar un edificio para ir hacía allá.- Su voz sonaba agitada.- Les patearemos el trasero, Deku.- Casi pudo escuchar el miedo tras las palabras divertidas y mordaces.

- Lo haremos.- Trató de asegurar con la poca seguridad que sentía en su corazón. Todo se sentía extraña mente mal.

-Hey... Esta mañana... yo.- Sintió la voz del rubio quebrarse.

-No te atrevas, Katsuki.- Replicó en un hilo.- Llegaremos a casa esta noche y hablaremos. No te atrevas a despedirte de mí, vamos a llegar sanos y salvos a casa y hablar de esta mierda.- Sus voz temblaba de miedo. En su corazón sentía que nada de eso pasaría.

- Maldita sea, sí. Sí tú simplemente te atreves a ser un maldito imprudente, te mato, Bakugo Izuku.- Ordenó en voz ruda entes de simplemente suavizarse.- Te amo ¿sí?

-Sí.- Su pecho se oprimió en ese sentimiento duro.- Más que el sol.-

-Maldito cursi.- Se burló.- Llegó pronto.-

Aterrizó y corrió a toda velocidad por el techo de un edificio hasta caer sobre uno de los parques.

El lugar estaba lleno de llamas azules, gritos y más villanos juntos de los que había visto en años. Sabía quienes estaban tras todo esto.

Rápidamente Shoto llegó a su lado junto a Iida y Uraraka. Los rápidos y analíticos ojos del peliverde analizaron la situación antes de decirle a cada uno hacia donde ir y luego tomar su propio camino.