MI CHICO MALO || KOOKMIN

5

Jeon llegó al lugar donde debía recoger la droga, se bajó del auto no sin antes de ponerse su cubre bocas y llevar una arma escondida por si acaso. Tomo el dinero que estaba en el maletín que su jefe le había entregado.

— ¿Eres Jk?—

Hablo una voz escondida en la oscuridad de aquel callejón, el pelinegro simplemente hizo un sonido de afirmación, alguien de la oscuridad salió era un hombre algo mayor con algunos cortes en su rostro, sus prendas estaban algo rasgadas y estaba fumándose un porro.

— Aquí está la mercadería.—

El hombre chasqueó sus dedos y unos hombres más salieron con unas grandes cajas, Jeon les dio la indicación que lo dejarán en el auto. Luego de un rato la droga ya estaba bien escondía en el auto, el dinero fue entregado y se fue hacia la mansión de su jefe.

En el transcurso se puso a pensar en cómo sería su vida cuando saliera de todo esto, apretó el volante del auto con algo de fuerza pues esos pensamientos lastimaban su corazón.

— Hubiera preferido morir...—

Gruño pues esta vida no se la deseaba a nadie ni a sus peores enemigos, pues la vida de un sicario no era nada fácil pues tenía que alejarse de las personas para no se enteren de su vida personal.

Pero lo qué más le dolía era que se alejaba de aquel hermoso omega de cabellos rosados, cuando pasaba por su lado ese aroma le encantaba demasiado pero debía mantenerlo lejos ya que si algo le pasaba, Jeon se volvería completamente loco.

🥀

— Bien, Jungkook aquí está tu paga.—

Taemin le entregó un sobre con el dinero por haber cumplido su orden, sin más el pelinegro se fue de la mansión, buscó su moto y al encontrarla se subió para empezar su camino a su casa.

Después de unos minutos llego y al entrar vio el interior de su "hogar" pues no lo podía llamar así porque no lo consideraba como tal, ya que para él un hogar es donde tu amado te espera o tu familia anhela tu regreso, pero como sabrán Jungkook no tiene ninguna de esas dos cosas.

— Que puta mierda de vida.—

Tiro su puerta haciendo un gran sonido al ser cerrada de golpe, al adentrase pateaba las latas de cerveza a su camino hasta llegar a su cama donde se tiró.

Pero se percató que ahí estaba su playera negra con el aroma de Jimin, la tomó sin pensarlo y la olió para relajarse un poco.

Cosa que logro calmarlo hasta hacerlo dormir profundamente abrazado a esa prenda como si su vida dependiera de ello.