─── 🌟 cinco.

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La noche había llegado, tiñendo de negro el cielo, junto a unos diminutos puntos en blanco que destellaban sin descanso. La luna iluminaba débilmente a aquel par que se encontraba en el techo, admirando el cielo estrellado una vez más, maravillados como la primera vez. Ambos pares de ojos admirando la belleza de una noche estrellada, adorando el inmenso universo desde una ínfima parte de su hogar.

Los pequeños puntitos reflejados en sus cautivadores ojos, eran aún más preciosos que el magnífico espectáculo de luces para HyunJin. Las pequeñas joyas del pecoso eran una de las cosas que más adoraba escrutar, claro, después de comparar las pecas de Felix con las estrellas y decir que aquellos lunares café eran mil veces mejor.

En tanto el menor seguía observando hacia arriba, el pelinegro aprovechó para atrapar la pequeña mano de su novio entre la suya, y acariciarla con parsimonia. Felix apartó su vista del cielo para mirar a HyunJin, los extremos de sus labios se curvearon hacia arriba, dejando mostrar aquella hermosa hilera de blanquecinos dientes perfectamente alineados.

—¿Ya he dicho que amo tu sonrisa?

—Sí, pero creo que vinimos aquí a admirar las estrellas y no a ser empalagosos —el más alto dejó pasar su comentario e hizo como si no lo hubiera oído. Atrajo hacia sus labios la mano ajena y los estampó contra la misma—. Bueno, más bien tú eres el chicle pegajoso aquí.

—Te gusta que lo sea, ¿no es así? —extendió la mano de Felix y comenzó a besar con delicadeza sus pequeños dedos.

—Tal vez —su dulce sonrisa se ensanchó adorablemente. HyunJin siguió besando sin descanso sus dedos, no pensando dejarlo hasta que lo admitiera—. ¿No piensas parar, no? Bien, amo que seas así de amoroso conmigo. Lo adoro.

El pelinegro creó un trayecto de besos que subió por su brazo, llegó hasta su cuello y siguió elevándose hasta alcanzar sus melifluos labios. Un efímero beso fue alojado en sus labios con dulzura. Lee mostró una breve sonrisa, segundos después se acercó a su chico en busca de algo más que un inocente pico. Su boca estampó contra la ajena, iniciando un suave beso que luego fue tornándose algo más caliente. Las manos del rubio viajaron hasta la nuca del mayor, en un intento de acercarlo más a él.

HyunJin de un momento a otro paró el beso que mantenían, lo que dejó a Lee confundido.

—¿Pasa algo? —cuestionó.

—¿Quieres hacerlo en el techo, Lix?

—Eso sería emocionante, ¿no crees?

—No, no quiero lastimarte, aquí sería muy incómodo —dijo con una pizca de preocupación, eso enterneció a su novio—. Será mejor en la cama, estrellita.

—Tan lindo, preocupándote por mí. ¿Qué hice para merecer un novio como tú? —acarició su mejilla y acto seguido, besó el mismo lugar.

—Ser tú, eso hiciste. —sonrió, con un tono de voz que desbordaba amor.

Su cuerpo se levantó, posteriormente levantó a su chico entre sus brazos al estilo princesa, él rodeó su cuello y se escondió en la curvatura del mismo. Hwang procedió a bajar hasta la habitación y dejarlo con sumo cuidado en la cómoda cama, y con suavidad se posicionó arriba suyo. Le admiró con amor desde donde estaba, no podría cansarse de decir que era el ser más precioso.

En menos de un parpadeo, ambos se encontraban sin vestimenta y dejando al descubierto su piel. Las manos del pelinegro sostenían y acariciaban la cintura del cuerpo ajeno con delicadeza, en tanto su hombría se hallaba dentro de su amado, embistiendo con lentitud.

Las piernas de Felix se enredaron con más fuerza en su cintura, y sus manos pararon en la espalda del opuesto, acercándolo más a él para sentir el calor de sus cuerpos en cuanto sus pieles se encontraban en un agradable tacto. En un delicado movimiento acarició los labios ajenos con los propios, demostrando así el amor que se tenían. Demostrando con un simple toque lo mucho que podían llegar a amarse.

—Te quiero, cielo. —Hwang sabía a la perfección que en cuanto el pecoso se ponía meloso de aquella forma, significaba que estaba a punto de alcanzar su orgasmo.

Los movimientos se aceleraron y en unos segundos ambos fueron sumergidos en el mar de aquellas adictivas y placenteras sensaciones.

El coreano dejó un casto beso en sus labios, para luego echarse a su lado y abrazarlo por la cintura con cariño.

—Te amo, estrellita. —con su dedo pulgar palpó con afecto la cintura ajena. Felix lo observó con ese brillo especial en sus ojos, con esa dulzura que demostraba cariño.

—Lo sé, sé que me amas, porque yo también lo hago. —el par se sonrió mutuamente para después sumergirse de nuevo en su mundo de amor, en donde únicamente ellos habitaban y no existía ningún impedimento para amarse.

 —el par se sonrió mutuamente para después sumergirse de nuevo en su mundo de amor, en donde únicamente ellos habitaban y no existía ningún impedimento para amarse

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Eran las ocho de la mañana, la mujer tomaba un café como era habitual en ella. Estaba un tanto preocupada, y quizá molesta. No sabía. El punto era que HyunJin le había dicho que regresaría a su hogar en cuanto la tormenta parase, eso sucedió a las siete de la tarde; no obstante, él jamás llegó.

Dijo que estaría con ChangKyun, y tal vez se había quedado allí a algo más que esperar a que la lluvia se detuviese. No quería siquiera pensar en que su hijo seguía con esa errónea idea en su mente, y que además, estuviera saliendo con su supuesto amigo a espaldas de ellos. ¡Ella quería nietos!, y la mejor candidata para dárselos era MiYeon. ¿Y qué diría al saber que su novio era gay?, no quería si saberlo.

La puerta principal de la casa fue abierta de repente, espantando a la fémina por unos momentos. Soltó un suspiro de alivio al ver que era su primogénito.

—¿Y qué son estas las horas de llegar, muchachito?, me dijiste que te quedarías sólo hasta que la lluvia parase —enarcó una ceja a modo de interrogación. El menor soltó un suspiro de fastidio, no quería pasar por el cuestionario de su madre—. Responde.

—Me quedé a realizar un proyecto con ChangKyun, mamá. Eso es todo, lo siento si no lo mencioné en la llamada de ayer. —respondió desganado.

—¿Estás seguro?, mira que si te quedaste en casa de ese muchacho, no quiero enterarme luego de que fue para otra cosa. ¿Entendido, HyunJin? —el pelinegro asintió sin más remedio.

—¿Puedo ir a prepararme?, sólo me queda una hora. —la mujer hizo una seña con sus manos, lo cual indicó que se marchara.

La mayor lo miró irse mientras tomaba un sorbo de su café. Y en cuanto más a detalle lo observaba, pudo percatarse de que una mancha violácea se hallaba en su cuello.

 Y en cuanto más a detalle lo observaba, pudo percatarse de que una mancha violácea se hallaba en su cuello

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O5.O3.21

Wrong ─── hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora