Senderos Perdidos

4º "Tácticas"

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Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a Naoko Takeuchi, solo los utilizo porque me gusta perder mi cabeza en historias locas.

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Senderos Perdidos

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4º "Tácticas"

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Yaten

Contrario a mi camino hacia la ciudad, el de regreso fue calmo. No necesité ir a mucha velocidad, y disfruté del aire nocturno en la carretera mientras escuchaba buena música.

Me sentía más tranquilo y seguro ahora que había liberado tensiones.

Sin embargo no pude evitar seguir pensando en la llamada de Seiya y sus breves palabras. Ahora que no estaba tan enfurecido con él, comenzaba a encontrar una doble lectura en lo que dijo. Si algo estaba pasando que yo no podía entender, quizá el trasero de mi hermano no está tan a salvo como quise creer.

Y estaba luego la otra gran duda. Porque Seiya pudo decirlo en su tono más normal del mundo, pero yo no tenía idea que tenía contacto con Taiki.

Hace años no teníamos idea de él, porque era un maldito egoísta. Taiki nos llevaba varios años a Seiya y a mí, y sinceramente nunca entendí su relación con nuestro padre. Creí que se respetaban, pero mi querido hermano mayor se había ido en un momento muy difícil de papá en el trabajo. Seiya y yo estábamos aun en primaria, pero recuerdo que algo se habló de que Taiki iría a terminar sus estudios lejos porque no podía seguir metido en una familia con tan poco futuro.

Claro, seguro que para el intelecto superior de Taiki Kou, ser hijo de un simple policía al que aún le quedaban dos hijos que cuidar, no era suficiente. Seguro donde sea que está ahora metido tiene una vida maravillosa y a su maldita altura. Y seguro que con su genial palabrería, siempre sensato, convenció a Seiya que todo lo que hizo, fue por nuestro bien.

¿Estaba acaso Taiki cuando nuestro padre murió? ¿Recordó alguna vez todo lo que papá hizo por nosotros? Hasta donde yo sé, lo olvidó.

Y lo olvidó Seiya también, al parecer.

Supuse que no podía resolver mucho por ahora, así que intenté enfocarme en lo que haría con Venus y la búsqueda de la espada. Una vez libre de todo lo que me rodea, puedo enfocarme en resolver los asuntos familiares.

Todo estaba oscuro cuando regresé a casa, mi casa. Y supuse que ella estaba ya dormida, ahora que al fin podía descansar sin ataduras. Aunque a ratos deseaba mantenerla amarrada para que por una vez en su vida se quedara quieta.

Caminé directamente a mi habitación, encontrando mi cama desordenada pero ni rastro de ella. Ni baño, ni sala, ni rastro. Entré a la cocina y al prender la luz vi sobre la mesa un cuchillo enterrado, al acercarme noté que estaba enterrado sobre el papeleo que tenía información sobre ella.

Maldita mocosa intrusa. No tenía que encontrar mi rincón, creí que lo tenía bien escondido. Pero parece que no soy tan hábil con tanto secretismo.

No pude evitar preguntarme dónde estaba, y hace cuanto se había ido. Allá afuera era peligroso, ella no sabía dónde estábamos, ni cómo regresar a la ciudad, podía aun pillarla en medio del bosque que rodeaba este lugar. Podía aun recuperar mi ventaja.