19º "Liberación."

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Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a NaokoTakeuchi, sólo los utilizo porque me gusta perder mi cabeza en historias locas.

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Senderos Perdidos

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19º "Liberación."

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Minako

Estaba frente al espejo, en la misma habitación en que vi por última vez a Yaten, de alguna forma se había convertido en mi habitación ahora. Podía haber elegido quedarme en el espacio más grande y lujoso de esta casa, estoy segura de que las habría convencido de darme cualquier cosa por esa necesidad de convencerme de que era parte de esta familia. Pero yo necesitaba aferrarme a lo que sí era seguro en mi vida, y más allá de las palabras, cada acción de Yaten me aseguraba que este amor era de verdad y que podíamos contra cualquier problema.

Quizá llegue el día en que pueda creer totalmente en Ami y Rei, admito que con el tiempo he aprendido a aceptar que Lita se ha portado muy bien conmigo. Y puede que en algún momento sea más abierta a querer a todo el mundo como lo hace Serena. Pero ahora, sólo quería tener la fuerza para hacer lo necesario.

La imagen ante mí, reflejada por completo en el espejo, seguramente era lo que se esperaba de la heredera de esta familia. Seguía con el largo abrigo sobre mí cubriendo que también llevaba la espada, porque quería estar lista para salir al encuentro de Kakyuu. Y porque no deseaba desarmarme, literalmente.

Hubo un tiempo en que también me disfrazaba de quién no era, y ahora era extraño volver a los días en que atacaba personas y les amenazaba para obtener lo que quería. Cuando lo único que yo anhelaba era recuperar a mi hermana, y al final no fue una pelea lo que me la trajo de vuelta, fue el amor que Yaten tenía por mí.

Recordaba haber peleado tanto con él por decidir en manos de quién terminaría la espada, y ahora estaba peleando y entregándola para poder recuperarlo a él. Resultó que al final el tesoro que yo tanto deseaba obtener no era un objeto. Nada de lo que yo creí que sería había resultado así, pero no me quejaba de que la vida me mostrara tantos cambios.

Podía sentir la madrugada en mi cuerpo, el paso de las horas y el frío colándose a través de cada parte de mi ser, pero no tenía sueño, estaba muy despierta y ansiosa porque todo resultase como habíamos planeado. Saldría pronto, solo Taiki y Lita estaban al tanto de mi salida, porque ella me advirtió que las demás no estarían contentas de saber que tomé la espada para regalarla así de fácil.

No me importaba la espada, tampoco parecía importarle a ella, al menos no más que asegurar que todos saliéramos vivos de todo esto. Y eso me daba esperanzas de que pudiera convencerlas de salir de aquí, de realmente vivir una vida que lo valiera.

Sentí de pronto ruido viniendo desde fuera de la puerta, fue leve, pero estaba tan alerta que enseguida sentí mi cuerpo ponerse a la defensiva. Era volver a los tiempos en que cualquier cosa era un ataque, y al parecer no lo había olvidado del todo.

Pero cuando la puerta se abrió me sorprendí enseguida. Allí no estaba alguien que fuese a dañarme, tampoco era a quién esperé ver entrar. Sin embargo, habría dado mi vida entera por este instante, porque que no lo esperara no quería decir que no fuese lo que más deseara.

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