9º "Enfrentamientos."

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Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a NaokoTakeuchi, solo los utilizo porque me gusta perder mi cabeza en historias locas.

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Senderos Perdidos

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9º "Enfrentamientos."

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Minako

No podía resumir en una palabra cómo me sentía. Aunque quizá lo principal era que estaba nerviosa, muy nerviosa. No había ya seguridad en mi poder de manipulación sobre Saijo, y si se enojó conmigo cada vez que salí de su radar por trabajo, no creo que esté contento después de no cumplir con sus órdenes como futuro esposo.

La única tranquilidad que existía, era el abrazo al despertar, ese abrazo firme contra el cuerpo de Yaten, que no quería soltar por nada en el mundo. Sabía que prometí irme temprano para que pudiese recibir a su hermano, pero el calor de su cuerpo era tan reconfortante, que quise detener el tiempo y evitar que este día avanzara hasta el momento de separarnos.

Pero también era aterrador pensar en esta comodidad, ¿qué pasaba si yo dejaba de sentir una simple atracción por él? No podía hacer eso, no podía darme el lujo de tener distracciones hasta tener de vuelta a Serena, pero sería una tonta si no reconozco que ya me he distraído bastante con Yaten.

Las dos únicas personas a las que había sido apegada y a las que amé en la vida, fueron mamá y Serena, y a ambas las perdí. Aun con la esperanza de que a mi hermana podía recuperarla, parte de mí tenía miedo de amar a alguien más que siguiera en la lista de la gente que se iba de mi lado. Tener esa sensación cálida y completa, y luego quedarte sola.

O peor aún, ¿qué pasaría si ni Yaten ni yo lográbamos escapar de nuestros matrimonios arreglados?

No es que crea que él siente algo profundo por mí, ya me lo ha dicho, pero sé que hay un pequeño cariño entre nosotros. Más allá de la atracción que nos tenía comiéndonos a besos y caricias, era ese cariño que hacía este abrazo tan potente.

Rocé mi nariz en su mentón, intentando despertarlo, él se quejó un poco antes de abrir los ojos, sonreí y besé su mejilla, dándole los buenos días.

—¿Cómo puedes verte tan bien incluso cuando no has dormido mucho?—pregunté divertida, sintiéndome tan atraída incluso mirando sus ojos.

—Soy irresistible —respondió.

—Lo sé —estuve de acuerdo, porque era obvio que yo no tenía alguna forma de resistirme a él. —Ya debo irme —le recordé.

No quería más pensamientos en mi cabeza, solo quería llevarme un recuerdo. Bajé mi mano entre las sábanas, acariciando su estómago, y bajando cada vez más, hasta que lo vi sonreír, sabiendo lo que pretendía hacer.

—¿Nunca te cansas? —preguntó, cerrando los ojos ante mis caricias.

—Sí, pero en este momento tengo energías renovadas —bromeé, comenzando a besar su cuello y Yaten intentó apartarse, ¿no era un poco tarde para hacerse el difícil? Lo bueno es que enseguida me dejó hacer lo que se me antojase.

Quité las mantas para tener una mejor vista, entretenida recorriendo su cuerpo. Era más fácil dejarse llevar por el cuerpo que por la cabeza.

Lamentablemente hoy no iba a ser posible, porque su teléfono comenzó a sonar, Yaten reaccionó enseguida, teniendo que parar el jugueteo matutino y haciéndome odiar esos estúpidos aparatos, porque no era la primera vez que mataban el momento.

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