Plan.

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Para sorpresa de Eli aquella chica era Kotori. Se veía tan distinta que por un momento pensó que era otra persona, ¿pero si quiera lo era? Su mirada melancólica, perdida en alguna parte de la silueta de Umi, parecía una persona totalmente diferente. Ahora que lo pensaba, conocía demasiadas personas con orientación homosexuales de lo que hubiera imaginado. Sabia por la mala fama de Nozomi que estaba "interesada" en las mujeres pero nunca se esperó eso de Kotori.

"Dios los cría y ellos se juntan" era otro de los dichos que su abuela decía.

Dudo un poco en acercarse pero al final decidió quedarse donde estaba. No tenía ningún tema de conversación para acercarse y los deberes más importantes que se debían resolver en el concejo estudiantil ya fueron resueltos por ella misma. También pensó en agradecerle por hacer sus deberes aquella vez que se desmayó, pero eso ya lo había echo antes.

Perfiló su mirada al mismo lugar que la peli ceniza. Umi también era diferente, ¿dónde quedó la chica tímida e insegura que no podía mantener la mirada enfrente de la rusa? Ahora con su arco en mano podía notar su figura más fuerte y segura a la ahora de disparar. —No por nada estaba en el consejo estudiantil.—pensó.

Tal vez las personas que creía conocer no eran lo que parece. Personalmente Nozomi eran la más indescifrable, a veces no entendía sus razones para actuar y otras veces era tan fácil de leer como un libro abierto. Recordó su conversación anterior con Nozomi, ella le dijo que siempre uso a los humanos como juguetes así que quizás ella era a sí de coqueta desde antes del consejo estudiantil. Si ese fuera el caso, ¿por qué volvió sus relaciones públicas? O era bipolar o realmente el misterio era lo suyo. Pero no se puede negar que tenía una increíble habilidad para saber cuando detenerse con sus jugadas y para caerle bien a todos. Su corazón se oprimió de tan solo pensarlo y todavía no sabía qué significaba todo eso. Tal vez si hubiera estudiado psicología como Nozomi en ves de abogacía sabría entender a las personas. Pero algo era innegable, cuando está cerca suyo tiene unas terribles ganas de besarla.

—Otra vez estoy pensando en ella. —agitó la cabeza. No era momento de distracciones, tenía que buscar la pareja de Umi y la posible candidata estaba en frente de sus ojos. —¿no la va esperar? —se preguntó, viendo a la peli ceniza irse. Sin estar tan segura comenzó a seguirla. Estaba preocupada por esa extraña actitud, tal vez solo estaba regresando a su casa y ya pero no estaba convencida de ello. ¿Se tomó el tiempo de esperar a Umi y ahora se iba sola? No tenía sentido.

Eli continuó su persecución, rebuscando en sus recuerdo algún indicio que revelara la relación de aquellas jóvenes. Recordaba verlas juntas hablando en el consejo pero de eso nada más. Ya estaba a punto de rendirse, no quería juntar a dos personas a la fuerza si no veía alguna pista se rendiría de juntar a Kotori y Umi.

Suspiro con pesimismo. Estaba a punto de darse la vuelta pero se detuvo al ver a unos chicos de otra universidad acercarse de forma sospechosa a la de pelo ceniza. Su preocupación volvió a resurgir cuando esos chicos acorralaron a su compañera en la esquina de la universidad. Antes de si quiera pensar dos veces lo que estaba por hacer, corrió a socorrerla percibiendo la incomodidad que la más baja reflejaba.

Había escuchado varías veces por los pasillos de la institución que esa chica de pelo ceniza era muy popular entre los chicos. Hasta había rumores de chicos de otras universidades que venían cada día para confesarse. Eso hizo ganar el odio de muchas chicas que iniciaron rumores sobra lo "zorra" que era Kotori. Esa era una de las razones por la cual la rubia siempre dejó un espacio entre ellas, no le gustaba la idea de entrometerse solo para ganar el odio de todos.

Cuando la rusa estuvo a pocos pasos de ella se percató de que uno de esos "estorbos" deslizó una mano por debajo de la camisa de su compañera, a punto de robar un beso de sus labios.

En las manos de un súcubo. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora