Tormenta.

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Paso a paso Eli corría sin mirar atrás, evitando ser vista por otros estudiantes. Se sentía herida, usada y rota, nunca pensó que enamorarse de alguien fuera tan doloroso. Corrección, nunca pensó que ser manipulada por un súcubo le dejaría el corazón tan hecho mierda. Deseo tanto que el tiempo se detuviera, que aquello no pasara. Deseaba estar en esa dulce fantasía donde Nozomi la amaba y la abrazaba luego de una apasionada sección de sexo.

Pero eso solo eran "fantasía", el paraíso creado por los súcubos para seducir a sus presas. "Presa", eso era Eli, solo una presa que servia de alimento. Aquel "amor" solo era una ilusión, algo ficticio, artificial. Ah, y esas veces donde tenían "sexo", eso solo era el afrodisíaco dentro del sistema biológico de Eli.

Un etéreo y temporal sueño romántico...

Otra persona más que le mentía y que parecía amarla, pero solo la usó. Era igual a su ilusa madre, solo que no fue por un tipo alcohólico o un doble cara, fue a por un súcubo que pensó realmente amar.

Perdida en su mente, de repente choco con algo. Eli cayo en el suelo y, desorienta, pudo ver enfrente suyo a un chico que le ofrecia la mano para levantarse. —gracias...

—¿estas bien? —mencionó aquel chico. Su voz era muy familia y cuando Eli agarro su mano, pudo apreciar la cara del joven.

¡Era el chico que se le confesó! Ahora que la ruso lo reconoció, se dio cuenta que nunca rechazó su confesión. Con el plan de Kotori y sus confusos pensamientos, el joven había desaparecido completamente de sus pensamientos.

—Y-yo... Estoy bien. —abrió los ojos, avergonzada por haber olvidado aquel pequeño detalle por culpa de la súcubo. Ahora se daba cuenta lo idiota que había sido por caer en las "relaciones". —Perdón por nunca contestar tu confesión... Es que yo... —suspiró, sin poder decir las palabras.

—No te preocupes, lo sé. Estabas enamorada de To-

—¡YO NO ESTABA ENAMORADA! —solto con ira, interrumpiendo al pobre chico que solo salto al escuchar el grito. Eli se dio cuenta de lo que dijo y, apenada por su comportamiento, decidió disculparse otra vez. —Yo no quería... Lo siento.

—¿Quieres hablar de "esto"? Puedes desahogarte conmigo si eso te hace sentir mejor. —jugo con sus manos un poco nervioso. Eli quería rechazarlo, no tenia sentido hablar de "eso" si no había nada que contar, pero por alguna razón, senti la necesidad de contárselo. Quizas era porque no se conocian de nada o tal vez su actitud tranquila la calmaba de cierta forma.

Sin importar la razón, Eli realmente necesitaba charlar con alguien, así que acepto su oferta, yendo con aquel chico a un lugar calmado y solitario para poder charlar. Fueron atrás de la universidad, en unos bancos donde se podía ver las canchas de los clubes deportivos. Ambos se sentaron en el suelo sin decir nada, solo mirando el paisaje.

—Bien, la historia empieza así... —Y no fue hasta que Eli hablo que pudieron conversar, mas bien la rusa hablaba mientras el chico escuchaba. La historia era larga, tuvo que saltear el hecho de que Nozomi era un súcubo y poner en cambio que, Nozomi estaba saliendo con ella porque supuestamente unos amigos la retaron. También intento no profundizar en la parte que se acostaron, solo mencionó lo confundida que estaba y como se sentía. Y finalmente la historia terminó con ella fracasando en ayudar a su amiga y enterándose de la mentira de su pareja. —¿Qué piensas? . . .

— . . . Wow, realmente te han pasado muchas cosas pero... ¿Le preguntaste a Nozomi lo qué realmente paso? —jugo con sus dedos, nervioso.

En las manos de un súcubo. (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora